Simbolismo de… la mariposa

Autor: M.A. Carrillo de Albornoz

publicado el 25-05-2025

La mariposa, por su atracción hacia la luz, ha sido desde la más remota antigüedad el emblema del alma y de su atracción inconsciente hacia lo luminoso. A los antiguos griegos les cautivaba esta noción e identificaban a la mariposa con la esencia de nuestro ser, por lo que Psique –la divinidad que para ellos personificaba al alma–, era a menudo representada con alas de mariposa. En China suele ser frecuente que esta maravillosa criatura aparezca con un sentido simbólico secundario de alegría y felicidad. Y en los blasones heráldicos, la mariposa –representada de frente y con las alas extendidas– es emblema del corazón enamorado y de la amistad generosa.

símbolo de la mariposaEn el psicoanálisis de los sueños, se considera a la mariposa como símbolo de la renovación, ya que ella, superando sus ciclos vitales, es un buen ejemplo de las profundas transformaciones que van conduciendo al alma hacia su propia evolución. “Hay que dejar de ser gusano para ser mariposa”, –decía un gran filósofo.

En las pinturas religiosas del cristianismo, la mariposa aparece en los cuadros de la Virgen con el Niño como símbolo de la resurrección de Cristo y, en sentido más general, del renacimiento de toda la humanidad. Este significado se deriva de sus diferentes estados evolutivos desde el huevo, oruga y crisálida hasta llegar a ser ella misma y volar como mariposa. De ahí que la mariposa simbolice fundamentalmente esa constante transformación gracias a sus procesos de metamorfosis, por los que se considera sinónimo de perseverancia y resiliencia. Ella recorre pacientemente un largo recorrido hasta conseguir alcanzar el objetivo final de tener sus propias alas para poder volar libremente.

Según Peter Marren –quien acaba de publicar el libro “Rainbow Dust” (“Polvo de arco iris”) en el que explora muchas de las creencias sobre las mariposas– “su viaje del huevo a la oruga y luego a la crisálida para convertirse en una belleza alada, ha evocado historias que resuenan con los misterios del alma, de la vida y de la muerte”.

Los brillantes y fogosos colores de las mariposas, desde la “Vanesa” o almirante rojo con sus alas de negro aterciopelado y manchas carmesí, hasta las absolutamente blancas que evocan con su vuelo la pureza y la inocencia infantil, la riqueza de su colorido ha inspirado la obra de pintores y artistas de todo tipo. Incluso las más desaliñadas y menos coloridas han sido usadas en las pinturas para reflejar nuestros temores.

Su efímera y frágil apariencia ha estimulado también la imaginación de grandes escritores y músicos. Para el poeta norteamericano Robert Frost, las mariposas son “flores que vuelan y sólo les falta cantar”, y para Víctor Hugo en su poema “La génesis de las mariposas”, son “cartas de amor rotas que por los cielos aletean y flotan y se tornan luego en mariposas”. Y la segunda obra que escribió el gran compositor y pianista romántico Robert Schumann, se titula “Mariposas” –su Op. 2–, una preciosa serie de 12 movimientos o pequeñas piezas a ritmo de 3/4.

En definitiva, las transformaciones de las mariposas son sobre todo un símbolo de esperanza, una muestra de que también el alma humana puede liberarse de las cadenas terrenales y superar sus ciclos oscuros. Podemos, como las mariposas, hacer crecer nuestras alas y salir airosos de las pruebas de la vida, pasando de la oscuridad y la confinación a poder volar libremente hacia la luz.

Créditos de las imágenes: Vivek Doshi

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