En el sentido más amplio y universal, es símbolo de fuerza y de potencia, no solo física sino también mental y espiritual.
Las tradiciones hindúes lo identifican con Ganesha, dios de la Sabiduría, hijo de Shiva y Parvati. Su cuerpo de hombre es el microcosmos, la manifestación, y su cabeza de elefante el macrocosmos, la no manifestación; es el comienzo y el fin. En las procesiones es la montura de los reyes, en primer lugar de Indra, rey del Cielo, simbolizando así la fuerza de la soberanía.
Por su forma redondeada y su color gris blanquecino, los elefantes son en el lejano Oriente símbolo de las nubes. De ahí la mítica suposición de la existencia de elefantes alados estableciendo la línea nubosa del horizonte. En Siam, Laos y Camboya, el elefante blanco aporta la lluvia y las buenas cosechas, puesto que Indra, el rey del Cielo que lo cabalga, es también la divinidad de las tormentas.
Desempeña el papel de animal “soporte del mundo”. Los elefantes son las cariátides del Universo; poseen en sí la estructura del cosmos, son los cuatro pilares que soportan la esfera celeste, simbolizando la estabilidad y la inmutabilidad. El yoga lo asimila al chakra Mulhadara, elemento Tierra, dominio del centro real sobre las direcciones del espacio terrestre. En el Árbol de la Vida, que une el Cielo con la Tierra, el elefante está en la copa, de donde viene la luz que ilumina desde la cima hasta el valle. Sus pies y su trompa, en forma de S, llegan hasta la Tierra y sus dos orejas, en otro plano simbólico, se corresponden con las dos partes del hacha de doble filo que portaban los antiguos cretenses.
En las enseñanzas búdicas, la reina Maya concibe al Buda al ser rozado su cuerpo durante el sueño por la trompa de un elefante joven, instrumento de la acción y bendición del cielo para dar lugar al nacimiento del Avatara.
Su fuerza da a quienes le invocan la consecución de sus deseos. En su calidad de dios de la sabiduría y de eliminador de obstáculos, se pide auxilio a Ganesha cuando se va a iniciar una empresa de importancia y se le invoca asimismo al principio de los libros.
En el vértice de un pilar el elefante evoca la luz del conocimiento. Es la montura del Boddhishattva, expresando así el poder de su conocimiento, capaz de despertar al hombre a la conciencia de su destino.
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En la imagen podrían haber puesto un elefante de la India y no uno de Africa como han puesto..
Tiene usted razón. Aunque la entrada se refiere al simbolismo del elefante en general, se hace referencia sobre todo a tradiciones de la India.
Ya lo hemos corregido. Gracias por darse cuenta y por comunicarlo.