La responsabilidad

Autor: Carlos Adelantado

publicado el 15-02-2023

Me preguntaron por la responsabilidad, y a mi memoria acudió el largo viaje de Ulises para regresar a su patria. Estoy convencido de que, entre las múltiples claves en que podemos interpretar este relato de Homero, una de ellas es la responsabilidad.

Ulises y la responsabilidadPor el sentido de cumplir con sus obligaciones, Ulises acudió a la guerra de Troya. Y no fue solo. Junto a él navegaron los hombres de su pequeña isla, y junto a él embarcaron, tras diez años de batallas, para regresar a su tierra.

Homero nos cuenta las extraordinarias aventuras que vivieron, los peligros que sortearon, y las penas y alegrías que todos compartieron. A través de las grandes vicisitudes que les sobrevinieron, destaca siempre el gran sentido de la responsabilidad que Ulises siente hacia sus compañeros.

En uno de los episodios, sabemos que llega a solicitar ser atado al mástil del barco, pues pretende escuchar los cantos de las sirenas sin caer en la tentación de sucumbir a ellos. Es un momento crucial en la odisea.

Ulises se aferra al mástil de la embarcación, el eje que une el cielo con la tierra, y es una forma de declarar que está dispuesto a permanecer en su puesto más allá de todas las fuerzas de separación que les acechan. Es comprometerse con el destino de sus compañeros y con el suyo propio.

Pero también es fundamental para cumplir con la responsabilidad de conducir a sus hombres a casa, que pueda oír lo que otros no oyen. El canto de las sirenas le proporciona un conocimiento negado a los vivos, pues todos los que han escuchado ese sonido han tenido que pagar con su vida. No así Ulises. Gracias a su inteligencia puede adueñarse de un conocimiento “prohibido”, escondido a los humanos, y su tesoro de poderosa sabiduría aumenta en cantidad y, sobre todo, en calidad.

Ahora puede y sabe discernir, distingue lo real de lo irreal, conoce las fuerzas de la ilusión que desvían a los humanos de su camino, y las ha vencido.

Sigue la dirección que marca su destino y llega a Ítaca. Pero llega solo.

¿Solo?

En el libro “Camino a la Victoria” de Delia Steinberg, la autora enseña que los compañeros que acompañan al héroe en su marcha evolutiva, con el tiempo, se convierten en sus virtudes, en las fuerzas que lo habitan y que se transfunden en parte de sí mismo.

Hay algo muy misterioso en todo este proceso. ¿Será cierto que todos los seres humanos que comparten y han compartido parte de nuestra vida, en lo bueno y en lo malo, forman parte de nosotros? Sea como sea, a todos tenemos que agradecerles que se hayan cruzado en nuestro camino, pues nada sería igual sin ellos.

La gran responsabilidad individual de cada ser humano es tratar de volver a casa, con los suyos, y esforzarse por entender estas palabras en clave metafísica con una conciencia atemporal.

La responsabilidad colectiva es tener que ayudarse unos a otros en la larga travesía por la vida, sin atarse a los pobres egoísmos y sin hacer oídos sordos a los desesperados cantos de los necesitados.

La responsabilidad es cosa de todos.

Créditos de las imágenes: Shuishouyue

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Un comentario

  1. Franz dice:

    En cuanto a la responsabilidad individual, el volver a casa lo interpreto en su sentido más profundo como evolucionar; es decir volver a la Unidad.

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