Titulo: La Ola
Año: 2008
País: Alemania
Duración: 107 minutos
Categoría de película: Drama
Director: Dennis Gansel
Guionistas: Dennis Gansel & Peter Thorwarth
Actores principales: Jürgen Vogel, Max Riemelt, Jennifer Ulrich, Frederick Lau
En un colegio alemán, a un profesor del instituto durante la semana de proyectos se le ocurre hacer un ejercicio experimental para enseñar y explicar a sus alumnos cómo funciona un régimen totalitario. En apenas unos días, lo que parecía una propuesta académica se convierte en todo un movimiento que se sale de control y asume una dimensiones desconocidas, de tal forma que alumnos y docente se ven envueltos en una ola de sucesos que los sobrepasa y los lleva a momentos trágicos.
Es interesante en el film ver cómo actúa el proceso de masificación en el grupo de jóvenes, a tal punto que es borrada totalmente la individualidad. Todo hombre tiene, entre sus necesidades más profundas, aquellas que lo llevan a querer ser parte de algo, a sentir filiación, lazo y sentido de colectividad. Y es a partir de la satisfacción a cualquier precio de esta necesidad, que dicho proyecto escolar empieza a funcionar como régimen totalitario, a tal punto que toda diferencia, todo sentimiento de contrariedad es borrado y excluido. El individuo y la conciencia, expresada en su poder de elección a partir del entendimiento de la causas, es rechazada, dando paso a la dominación e imposición de las ideas, por absurdas que sean.
Frente a este panorama cabe preguntarnos por nuestras propias realidades sociales, y frente a cómo nosotros como individuos interactuamos con ellas. ¿Qué tan consientes somos de nuestras elecciones cotidianas? ¿Qué tanto peso tiene en mí, las modas, las ideas en masa? ¿Qué precio estoy pagando por satisfacer mi necesidad de querer ser aceptado y de sentirme parte de algo? Todo estos son interrogantes que provoca el film, y que cada uno de nosotros deberíamos respondernos con la profundidad del caso, pues es allí en el momento justo donde nace la pregunta, se despierta en nuestro interior el filósofo cotidiano que llevamos dentro, y que nos permitirá tomar conciencia de nuestra vida y de nuestro entorno.
Llama igualmente la atención en la película la necesidad apremiante de nuestros jóvenes y del hombre en general, de encontrar un sentido de vida, que no permita ir más allá de las propias limitaciones de nuestro mundo cotidiano. Despierta igualmente serios interrogantes frente a la ausencia de modelos sociales que nos permitan encontrar lo mejor de nosotros mismo, para así poder construir un proyecto social.
Más allá de los estereotipos sociales impuesto por el mundo de afuera, tenemos la mirada de un hombre renovado en nuestro mundo interior, que sabe lo que quiere, porque nace, porque vive y porque muere. Sólo si le damos el espacio necesario en nuestra vida cotidiana, podremos convertirnos en esa mirada.
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