Viajaba el filósofo griego Aristipo, fundador de la escuela cirenaica, por mar hacia Corinto cuando una borrasca empezó a zarandear el barco, y el filósofo sintió miedo. Otro de los viajeros, viéndolo turbado, le dijo:
—¡Qué cosas tiene la vida! Yo, que soy hombre de pocas luces, no me asusto, y tú, que eres filósofo, estás temblando de miedo.
Y Aristipo replicó:
—Es que, si morimos, no se pierde lo mismo en tu caso que en el mío.
Créditos de las imágenes: Johannes Plenio
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