Antístenes, fundador de la escuela cínica, a principios del siglo IV a. de C., fue un ardiente seguidor de Sócrates, a quien alabó como el más extraordinario de los mortales. Promovió una filosofía de “retorno a la Naturaleza”, exagerando el rigor de la doctrina moral socrática. Curiosamente no aparece en ningún diálogo de Platón, posiblemente por la falta de entendimiento entre ambos.
Diógenes se sintió atraído por la enseñanza ascética y acudió a la escuela cínica con el propósito de ser discípulo de Antístenes. Este reaccionó golpeando con un bastón a Diógenes, que rechazó marcharse y dijo:
“Golpéame, Antístenes, pero nunca encontrarás un bastón lo suficientemente duro para quitarme de tu presencia, mientras digas algo que valga la pena escuchar”.
Entonces, Diógenes se convirtió en alumno de Antístenes.
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