Del filósofo Diógenes, el mayor exponente de la escuela cínica se cuentan numerosas anécdotas.
Una de ellas nos dice que un día preguntaron a Diógenes cómo debía uno comportarse con los ricos y los poderosos. Era una época en la que el poder político y económico estaba concentrado en manos de unos pocos, y muchos buscaban halagarlos o temían enfrentarlos. La pregunta iba dirigida a saber si había que servirles, criticarlos abiertamente, evitarlos o tratarlos con sumisión.
Diógenes, respondió con una metáfora contundente: “Como con el fuego: hay que acercarse lo suficiente para calentarse, pero no tanto como para quemarse.”
Esta respuesta resume con brillantez su filosofía práctica y crítica. Reconocía que los ricos y poderosos tenían algo útil —como el fuego proporciona calor—, y que podías beneficiarte de ellos en cierta medida: obtener protección, acceso a recursos o incluso diálogo. Pero advertía con sabiduría que el exceso de cercanía podía ser peligroso: perder tu libertad, tu integridad, tu independencia moral. Acercarse demasiado era arriesgarse a ser corrompido, manipulado o destruido.
Créditos de las imágenes: Nima Sarram
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