La balanza es un utensilio muy antiguo, según algunos de origen caldeo, aunque, según otros, fueron los antiguos egipcios los que primero dejaron grabadas en sus templos escenas con balanzas representando el peso del corazón en el Tribunal de Osiris.
En su forma más simple, la balanza consta de dos platillos dispuestos en simetría bilateral colgando de un eje central que los equilibra y mide su peso. Su significado es semejante al que tienen los esquemas de la misma distribución, como por ejemplo el hacha de doble filo, que equilibra los poderes de creación y destrucción, de vida y de muerte, tan asociados a la Diosa Madre en la Creta minoica y a lo largo de todo el neolítico. Es un símbolo más de unidad en la dualidad.
La balanza es una representación universal de justicia, mesura, prudencia y equilibrio, ya que su principal significado es precisamente la ponderación y la equivalencia de sus dos platillos iguales. También es el emblema de las facultades y organizaciones de derecho y jurisprudencia y, siguiendo este orden de ideas, la balanza es una imagen de los tribunales y los juicios, de la figura del juez y el condenado, del inocente y la víctima.
Antes de que aparecieran los juicios orales presididos por un tribunal, la balanza representaba la justicia divina impartida por los dioses. Así, en Egipto se creía que en el Tribunal de Osiris, este, como dios de la resurrección, pesaba el corazón de los difuntos ayudado por Thot (dios de la sabiduría) y Anubis (dios psicopómpico que acompaña a los muertos) en una balanza en la que ponía en el otro platillo la pluma de Maat (diosa de la justicia), decidiendo así el lugar que habían de ocupar los que llegaban al inframundo. Una imagen similar se tenía en Persia, donde el ángel Rashnu se encargaba de pesar y evaluar los espíritus de los muertos para saber si pasaban o no el puente que los conduciría a su destino final. En Grecia, era conocida la imagen de Hermes pesando las almas de Patroclo y Aquiles. Y dentro del cristianismo y el mundo musulmán, la balanza es uno de los emblemas del arcángel San Miguel, que juega un papel importante en el Juicio Final. En el Tíbet la balanza era llenada con piedras blancas y negras según las acciones buenas o malas de cada persona.
En el mundo grecorromano, la balanza es además el emblema de Cronos (Saturno), y, por lo tanto, del tiempo. Esta visión se ve reforzada con la idea de los días y las noches simbolizando cada uno de los platillos de la balanza como dos opuestos que están en equilibrio. También porque el tiempo muchas veces funciona como juez, pues es el encargado de premiar las buenas obras que no fueron reconocidas en su época y de castigar las que quedaron impunes.
Las fuerzas del yin y el yang también están equilibradas en la balanza ideal del mundo chino. Para esta cultura, los dos platillos estaban representados por la Osa Mayor y la Osa Menor. La balanza, que veían también en la constelación de Libra, era para ellos un símbolo del cielo y de la justicia divina.
En la alquimia, dado que la balanza es un elemento que puede medir el peso de todas las cosas, es un símbolo de la unidad que integra el cielo y la tierra, el conocimiento y la ciencia.
Créditos de las imágenes: Elena Mozhvilo
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