El héroe nace de la unión de un dios o una diosa con un ser humano, y simboliza la unión de las fuerzas celestes y terrenas. es aquel que puede llevar a cabo hazañas extraordinarias y beneficiosas, los «actos heroicos».
No goza de la inmortalidad divina, pero puede alcanzarla, como así lo consiguieron Pólux o Heracles. También pueden surgir de su tumba y defender contra el enemigo la ciudad que se ha amparado bajo su protección.
El prototipo de héroe griego inmortalizado es Heracles.
Entre los egipcios, el culto al héroe es extremadamente raro. Sin embargo algunos visires, y el gran arquitecto Imhotep, recibieron después de su muerte honores divinos.
El prototipo del héroe celta es el irlandés Cúchulainn, que desde muy pequeño llevó a cabo hazañas extraordinarias. Hijo del dios Lug, es concebido en el plano terreno por el rey Conchobar y su hermana Dechtire. Representa con toda su pureza la esencia de la función guerrera a base de valor personal, astucia y tretas.
Lo propio del héroe es estar dotado de una fuerza física poco común, una destreza extraordinaria en el manejo de todas las armas y un valor a toda prueba. A veces la inteligencia le es otorgada por añadidura.
El héroe no tiene derecho al sacerdocio ni a la realeza. Representa la fuerza pura que tiene necesidad de ser dirigida por la autoridad espiritual.
Simboliza el impulso evolutivo, la situación conflictiva de la psique humana. También se adorna con los atributos del sol, cuya luz y calor triunfan sobre las tinieblas y el frío de la muerte.
En el plano espiritual es el motor de la actividad creadora.
Jung, en los símbolos de la libido, identificará al héroe con la potencia del espíritu. La primera victoria del héroe es la que obtiene sobre sí mismo.
Créditos de las imágenes: Eloquence
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