“Si he visto más lejos que los otros hombres es porque me he aupado a hombros de gigantes”
Sir Isaac Newton, uno de los más grandes científicos de la historia, nació prematuramente el 4 de enero de 1643, en Woolsthorpe (Lincolshire (Inglaterra), en el seno de una familia acomodada. Como su padre murió antes de su nacimiento, su madre volvió a casarse en segundas nupcias, dejándolo al cuidado de sus abuelos a la edad de tres años. Desde los doce años, asistió al King´s School de Gratham, y a los diecicocho años, por recomendación de su tío, fue enviado a Cambridge como alumno del Trinity College, institución que le permitió tomar contacto verdadero con la ciencia.
Parece ser que su primer tutor fue Benjamín Pulleyn, posteriormente profesor de griego de la Unversidad. En esta época leyó a Euclides, estudió la “Geometría ” de Descartes, la “Optica” de Kepler y la “Aritmética” del gran matemático John Wallis– figura en torno a la cual se había formado un círculo de científicos que le serviría como introducción a sus investigaciones sobre las series infinitas, el teorema del binomio y ciertas cuadraturas–. Igualmente, siguió las lecciones de matemáticas del profesor Barrow, y tomó contacto con los trabajos de Galileo, Fermat y Huygens, entre otros.
En 1665, recién graduado como bachiller, y por causa de la peste que asoló gran parte de Inglaterra, se vio obligado a retirarse a la granja familiar. Durante este período realizó estudios que fueron decisivos para asentar la base de su aportación científica. Descubre la ley del inverso del cuadrado, de la gravitación, desarrolla su cálculo de fluxiones, generaliza el teorema del binomio, y pone de manifiesto la naturaleza física de los colores.
En 1667 regresó a Cambridge donde fue elegido miembro del Trinity College. Desde octubre de 1669 fue profesor Lucasiano de matemáticas, reemplazando al profesor Barrow cuando éste optó por dedicarse por completo a la Teología.
Ese mismo año envía a Collins, por medio del profesor Barrow, su “Analysis per aequationes numero terminorum infinitos”, manuscrito que representa la introducción al cálculo diferencial e integral. En 1672 expuso su teoría sobre los colores, publicación que provocó tantas críticas que motivó su retiro. Mientras tanto, Barrow y Edmond Halley– astrónomo, matemático y gran amigo suyo–, reconocían sus méritos y le estimulaban en sus trabajos.
Hacia 1679, verificó su ley de la gravitación universal y estableció la ciencia moderna de la dinámica, formulando las tres leyes del movimiento. Aplicó estas leyes a las de Kepler sobre movimiento orbital y dedujo la ley de la gravitación universal. E. Halley, le impulsa a publicar sus trabajos de mecánica y, finalmente, gracias al apoyo moral y económico de éste, y de la Royal Society, publica en 1687 sus célebres “Philosophiae naturalis principia mathematica”.
En 1671, Newton fue designado miembro de la Real Sociedad de Londres. Su presentación fue llevada a cabo por Seth Ward, obispo de Salisbury, conocido astrónomo, en términos de quien reconoce a un gran maestro y en la época en que Newton no había publicado sus principales descubrimientos.
Desde 1690 a 1692, prepara y reúne parte de sus escritos matemáticos, y escribe sus célebres cartas a John Wallis, dándole a conocer su método de fluxiones.
Por ser uno de sus rasgos personales su profunda inclinación al estudio, llevó en general una vida recluida y alejada del trato social, por lo que sorprende su posterior conversión en un personaje de una gran relevancia social.
Después de haber ejercido como profesor durante cerca de treinta años, Newton abandonó su puesto para aceptar la responsabilidad de Director de la Casa de la Moneda, en 1696. Duante los últimos treinta años de su vida, abandonó prácticamente sus investigaciones para consagrarse progresivamente a los estudios religiosos.
En 1703, fue elegido presidente de la Real Sociedad de Londres, cargo para el que fue reelegido hasta su muerte. En 1705, fue nombrado caballero por la reina Ana en recompensa a los servicios prestados a Inglaterra.
Fue, además,uno de los primeros científicos extranjeros miembro de la Academia de Ciencia de París.
Después de una larga y atroz enfermedad, Newton murió durante la noche del 20 de marzo de 1727, y fue enterrado en la abadía de Westminster junto a los grandes hombres de Inglaterra.
El ejemplo de Newton fue determinante para que el procedimiento experimental transformase la filosofía natural en ciencia natural.
Estableció la primera gran teoría de unificación de la física, por la que demostró que la materia de los cielos se rige por el mismo conjunto de reglas que la materia terrestre. Sus aportaciones van desde la física hasta la matemática, como inventor del cálculo diferencial.
La doctrina física del iluminismo es sustancialmente la de Newton, quien formuló la exposición completa de un sistema puramente mecánico de todo el mundo celeste y terrestre, una exposición analítica e inductiva.
Newton se abstiene de aventurar ninguna hipótesis sobre la naturaleza de la misma gravedad por creerlo ajeno al objetivo de la física que consiste en la pura descripción de los fenómenos. Aludiendo a la fuerza de la gravedad y otras, señala que no las considera como cualidades ocultas que resulten de las formas específicas de las cosas, sino como leyes generales de la naturaleza, en conformidad con las cuales se forman las mismas cosas. La verdad de estas leyes se nos manifiesta a través de los fenómenos, aunque sus causas no hayan sido descubiertas. Estas cualidades son manifiestas, y solamente sus causas son ocultas. Así, la exigencia de una descripción de la naturaleza viene a ocupar el puesto de la explicación de la naturaleza, de la que se había preocupado la física antigua y medieval. No obstante, en su “Optica”, se apartaría de esta postura para intentar racionalizar las creencias religiosas y unir la fe con la ciencia moderna, objetivo que había sido ya perseguido por los pensadores platónicos de la Escuela de Cambridge.
Sostenía que Dios había hecho una segunda revelación en la Biblia en la que completaba la primera, y que en esta segunda se halla la ciencia divina hecha en la creación, expresada en forma de leyes físicas, a cuyo conocimiento había llegado Newton por primera vez; el resto de claves para del formidable plan de Dios deberían hallarse también en la Biblia.
Newton no se daba por satisfecho con haber logrado desentrañar el complicado sistema mecánico de los astros del sistema solar, sino que creía que eso era sólo un subsistema del sistema total, una pequeña parte del enigma.
A su muerte, dejó una cuantiosa colección de manuscritos personales que llegó a conocerse con el nombre de “Colección Portsrmouth”, el nombre de los descendientes de Newton, poseedores de la misma. Se hallaron miles de folios escritos que contenían estudios de alquimia, comentarios e interpretaciones de textos bíblicos, especialmente los proféticos, así como cálculos herméticos completamente oscuros e ininteligibles. Es conocido por muchos que Newton frecuentaba la alquimia y la teología, dedicando a ello tanto esfuerzo, que bien puede pensarse que sus aportaciones científicas no fueron más que un breve paréntesis en un mar de incesante actividad.
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holi me parecio muy interesante