En una ocasión, Arístipo intercedía ante Dionisio por un amigo, y al no obtener lo que pedía, se arrojó a sus pies. Como algunos después le echaran en cara tal actitud, Arístipo, sabedor de que los tiranos solo escuchan a los sumisos, se justificó diciendo:
-¿Y qué queréis que haga si Dionisio tiene los oídos en los pies?
Créditos de las imágenes: Pasicles
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