Tiene el mismo simbolismo que el círculo, lo es en el orden de los volúmenes. Da el relieve, la tercera dimensión a las significaciones del círculo y corresponde mejor a la experiencia percibida. En arquitectura aparece en la forma del cuadrilátero coronado por la esfera; generalmente se reduce a la semiesfera o al cuarto de esfera.
En algunas figuras del arte cristiano se ve a un personaje coronado por una bóveda con los pies sobre un escabel rectangular: es el símbolo de Dios descendiendo de su trono celeste a la tierra. El paso de la esfera a las formas rectangulares simboliza también la encarnación. Inversamente, el paso del cuadrado al círculo simboliza el retorno de lo creado a lo increado.
En la tradición griega, especialmente en Parménides y en los textos órficos, dos esferas concéntricas representaban al mundo terreno y al otro mundo.
La cosmogonía expuesta por Platón en el Timeo representa el universo en forma de esfera, que capta en sí cuentas figuras hay.
Asimismo en El Banquete, antes de la división de los sexos, el hombre original es esférico; el andrógino original se concibe frecuentemente como esférico: perfección y totalidad. Según los profetas, de Dios emanan tres esferas que llenan los tres cielos: roja la del amor, azul la de la sabiduría y verde la de la creación.
La cosmogonía islámica recurre constantemente a la idea de esfera: los siete cielos se representan como siete tiendas superpuestas.
La noción de esfera y de movimiento orbicular domina siempre y expresa la perfección.
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