La salamandra es una especie de tritón que los antiguos suponían capaz de vivir en medio de las llamas sin consumirse y alimentándose de ellas. Simboliza el espíritu del fuego, del que es una manifestación viviente.
Generalmente se la representa como un lagarto o dragón pequeño sin alas, saltando vivaz entre las llamas que encandilan la mirada del que contempla el fuego.
Se creía que la salamandra era asexuada, de ahí que se la comparase en algunas ocasiones con la virtud de la castidad. Para los cristianos representa el compromiso honesto y la fe inquebrantable del hombre que no se deja consumir por el fuego de la tentación.
En la iconografía medieval representa al justo que no pierde en absoluto la paz de su alma y la confianza en Dios en medio de las tribulaciones.
Para los alquimistas es el “símbolo de la piedra fijada al rojo… ellos dan su nombre al azufre incombustible. La salamandra que se alimenta del fuego y el fénix que renace de sus cenizas son los dos símbolos más comunes de ese azufre.” Las salamandras representan el espíritu del fuego y como tales se comportan transportando su esencia a cualquier lugar donde se encienda una hoguera. En este sentido, la salamandra simboliza la pasión, la destrucción, el movimiento y la purificación, así como también la energía espiritual ascendente del alma virtuosa, capaz de salir inmune de la tentación de las llamas aunque esté rodeada de ellas.
A lo largo de la cultura occidental, la salamandra fue considerada un ser fantástico vinculado al fuego, y los bestiarios medievales le adjudicaban la capacidad de vivir entre las llamas sin quemarse. También se decía que al ser tan baja la temperatura de su sangre, permitía equilibrar el calor del fuego e incluso apagarlo. Leonardo da Vinci afirmaba que la salamandra era el único ser que se alimenta únicamente de fuego.
Entre los egipcios la salamandra era un jeroglífico del hombre muerto de frío.
En heráldica también representa el valor y el coraje que no retroceden ante el fragor de la desgracia. El rey Francisco I puso en sus armas una salamandra en medio del fuego y adoptó la divisa “Vivo en él y lo apago.”
Créditos de las imágenes: David Perez
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