La principal cualidad de la estrella es su brillo en el cielo como fuente de luz en medio de la oscuridad de la noche. Su carácter celeste la presenta también como símbolo del espíritu que ilumina la materia.
Si la estrella de cinco puntas es el símbolo del microcosmos humano, la de seis puntas con sus dos triángulos enlazados representa el abrazo del espíritu y la materia, de los principios activo y pasivo y el ritmo de la evolución. Cuando aparece invertida, la estrella de cinco puntas representa el mal, la brujería y la magia negra, mientras que la de seis puntas representa la creación y es también el sello de Salomón. La estrella de siete puntas participa del simbolismo del número siete: uniendo el cuadrado y el triángulo, figura la lira cósmica, la música de las esferas y la armonía del mundo con los siete colores del arco iris.
Para el Antiguo Testamento y el judaísmo, las estrellas no son criaturas inanimadas: un ángel vela sobre cada una de ellas. En el Apocalipsis se habla de estrellas caídas del cielo como de ángeles caídos. La estrella de seis puntas (llamada escudo de David o sello de Salomón), es el propio símbolo del judaísmo. Según el Kalevala, las estrellas están hechas de fragmentos de la cáscara del Huevo Cósmico. Para los griegos las estrellas son gotas de la sangre de Urano. Los dioses planetarios se representan con una estrella en la frente o encima de la cabeza. Para el Islam es también la divinidad y la supremacía.
En Guatemala, aún en nuestros días, es creencia popular que las estrellas representan las almas de los muertos, y la misma creencia la hallamos en Perú. El inca Garcilaso nos dice que las estrellas eran consideradas como damas de la corte de la Luna y sus doncellas; y no solamente los hombres, sino también todos los animales y los pájaros están representados en el cielo por estrellas y constelaciones que, según la creencia de los indios, son como su materia secunda, establecidas allí por el Creador “para velar por la conservación y el aumento de las especies”. El padre Acosta (Historia natural y moral de las Indias) tiene la misma opinión: “…de todos los animales y pájaros que hay sobre la Tierra, ellos creían que su doble figura en el cielo, a cuyo cargo quedan su procreación y aumento.” Los aztecas conciben el Lucero del alba como el poder ascendente y masculino del Sol, y el Lucero de la tarde como el poder femenino y terrestre de la Luna.
La Estrella Polar desempeña en el simbolismo universal un papel privilegiado, el de “centro absoluto en torno al cual pivota perpetuamente el firmamento.” Todo el cielo gira alrededor de este punto fijo, que evoca a la vez el Primer motor inmóvil y el Centro del Universo: en relación a la Polar se definen las posiciones de las demás estrellas, orientando así a los navegantes, los nómadas y a todos los errantes por los desiertos de la tierra, los mares y el cielo. Shakespeare la compara al “hombre que permanece inflexible.”
La “Estrella de Belén”, considerada como una concesión de la iglesia cristiana naciente con pensamiento astrológico dominante, es portadora de fenómenos cósmicos extraordinarios, como los que acaecieron con el nacimiento de casi todos los “Hijos de Dios.” Así por ejemplo, la natividad de Agni, como la de Jesús, es anunciada por la aparición de una estrella llamada Savanagraha.
Créditos de las imágenes: Phil Botha
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