Símbolo del yang, el jade está dotado de cualidades solares, imperiales, indestructibles. De ahí viene su importante papel en la China arcaica. En el orden social encarna la soberanía y el poder; procura la regeneración del cuerpo; asegura la inmortalidad; desempeña un importante papel en las prácticas funerarias.
Se distingue generalmente entre jadeítas y nefritas; el matiz es impreciso en el término chino yu, cuyas definiciones antiguas se refieren únicamente a la belleza de la piedra. Es emblema de la perfección y de las cinco virtudes transcendentes: benevolencia, transparencia, sonoridad, inmutabilidad y pureza; y de la mayor parte de las virtudes morales. Los oficiales de la corte llevaban jades en el cinturón, cuya sonoridad estaba exactamente fijada: su sonido los mantenía en la vía recta. Es el eco de la que regula la armonía entre el cielo y la tierra. En forma de disco con un orificio central, representa el cielo. Por eso el sello imperial es un jade, es el símbolo de la función real.
Se forma en la tierra por efecto del rayo; esta fecundación cósmica es también imagen de la formación del Embrión del Inmortal para la alquimia interna.
Los alquimistas dicen que el jade se forma en la matriz terrena por maduración lenta de un embrión de piedra, lo cual lo identifica con el oro. No se distingue de la piedra filosofal y es un símbolo de la inmortalidad.
En la moradas de los Inmortales, como elixir de larga vida, se consume en polvo, mezclado con rocío. Situado en la tumba permite al muerto renacer. Insertado en las estatuas votivas les da vida.
Tres piezas de jade agujereadas y unidas por un hilo son la imagen exacta del altar védico primitivo. En América Central simboliza el alma, el espíritu, el corazón o el núcleo de un ser. Se observa en Méjico la costumbre de colocar una piedra de jade en la boca de los difuntos.
En el antiguo Méjico era un símbolo de la lluvia y de la vegetación que brota. Los sacerdotes ofrendaban al dios de la lluvia agua con partículas de jade, símbolo de la lluvia fecundante. Para los mayas, por extensión, se convierte en símbolo de la sangre y del año nuevo.
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Que buen «reportaje», no saben escribir, Mèjico (sic) MÈXICO
Estimado lector. Imagino que se refiere usted a la grafía de “Méjico”, con el acento agudo que es el correcto en el español.
Las dos formas de escribir, México o Méjico, son correctas, aunque ciertamente se recomienda escribir la primera, con la “x”.
En futuros usos estaremos más atentos para usar la forma “México” o “mexicano”. Una de las grandes ventajas del español es que se pronuncia tal como se escribe, y no estamos acostumbrados a excepciones como la presente.