Simbolismo de… el ankh

Autor: M.A. Carrillo de Albornoz y M.A. Fernández

publicado el 08-02-2015

Espejo con forma de Ankh de la tumba de Tutankhamón, en el Valle de los Reyes, Egipto

Espejo con forma de Ankh de la tumba de Tutankhamón, en el Valle de los Reyes, Egipto.

Dentro del complejo simbolismo de la cruz con sus infinitas variantes, presente en todas las religiones y culturas como símbolo del Hombre suspendido entre el Cielo y la Tierra, el Ankh es la cruz ansata de los egipcios, la Llave de la Vida y de la Muerte.

Está formada, empezando desde arriba, por un círculo, símbolo de lo que no tiene principio ni fin, y que representa el mundo celeste, el espíritu de Ra, el Sol para los Egipcios; este círculo sirve también como el asa de la llave, de donde la llevan cogida los dioses que la portan. Está apoyado en la Tierra, como el Sol sobre el horizonte, cuando se pone o amanece. Esta línea horizontal simboliza la materia y no es más que esa línea ilusoria del horizonte creada por la mirada del hombre, cuyo destino como ser humano no puede limitarse a esta tierra: el egipcio sabía que su estancia en este mundo era algo pasajero, sólo una pequeña parte de su gran cadena evolutiva constituida por millones de eslabones. Le sigue por último, y completando la encrucijada, un vástago vertical que simboliza, tanto la bajada o caída de nuestro espíritu para encarnar en la materia, como la subida, el camino inverso que, a partir del punto más bajo, y cada vez que renace en una nueva encarnación, ha de seguir el hombre para iniciar y continuar su ascenso, despertando su propia conciencia como ser humano, es decir, su discernimiento, con inteligencia y voluntad para seguir caminando, sintiéndose uno con su Ego superior, con lo más espiritual o divino que hay en él.

Esta Llave abre también las puertas del mundo de los muertos y penetra el sentido oculto de la eternidad. En las ceremonias fúnebres, cogida por el asa, es la llave de las puertas de la tumba y, situada entre los ojos, es obligación de secreto.

Se puede ver representada también como un lazo mágico que reúne todas las cosas en el nudo del centro y que posibilita el que permanezcan unidas, Es entonces el llamado Nudo de Isis, la noción de religar, como el Yug de los hindúes. Isis, como segunda persona de la principal trinidad egipcia, formada por Osiris, Isis y Horus, es la mediadora divina, la Diosa del Amor y de la Vida, que reunirá, según nos cuenta el mito, los trozos dispersos de su divino esposo Osiris, símbolo del Misterio. Igualmente el hombre accede al conocimiento superior desarrollando su voluntad, en un esfuerzo de unión con su ser interior, su verdadero Ser, donde habita la conciencia de su propia inmortalidad.

Créditos de las imágenes: Andreagrossmann

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Un comentario

  1. Sebastian dice:

    excelente articulo!

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