Todos tratamos de empezar el año cerca de nuestros seres queridos, de las cosas más gratas y preciosas para el corazón. Y desde esta página, quiero también comenzar un nuevo ciclo, junto a mis lectores, de la mano de un viejo y un tanto olvidado amigo: la Filosofía.
No es esa mal entendida filosofía estrictamente racional, con sus argumentaciones áridas y complejas, poco prácticas para la vida de todos los días. No. Es, en cambio, la sencilla y honesta búsqueda del conocimiento. Es saber más y mejor. Es aprender de la Vida y vivir lo que se aprende. Es abrir los ojos a la Naturaleza y descubrir poco a poco sus leyes. Es abrir la comprensión ante la Historia y comprobar que todas las culturas, por diferentes que parezcan, tienen raíces similares. Y, sobre todo, que los seres humanos, en lo íntimo y profundo, somos los mismos, no importa donde hayamos nacido, ni en qué circunstancias, ni el aspecto exterior que tengamos ni la lengua que hablemos.
Este viejo y un tanto olvidado amigo la Filosofía, nos ayuda a pensar con serenidad, a enlazar las ideas con sentido común. Nos ayuda a alejar la incertidumbre, las contradicciones la inestabilidad anímica, la desesperanza, el miedo…Y nos hace falta tenerlo cerca, precisamente porque vivimos épocas de incertidumbre, de inestabilidad, y de grandes contracciones.
Ante los asombrados ojos de la Filosofía, en un platillo de la balanza crecen los proyectos más avanzados, las técnicas científicas más elevadas y las presuntas soluciones a todos los males que padece la Humanidad. Mientras tanto, en el oro platillo, se acumulan las guerras, el odio, la violencia irracional, la agresividad descontrolada, la corrupción, la maldad pura, el ataque indiscriminado contra la Naturaleza, la destrucción del hombre por el hombre.
Sí, pesan mucho las contradicciones en una balanza que no termina de equilibrarse, y en la conciencia humana que no llega a encontrar la paz interior ni exterior.
Necesitamos evidentemente otras respuestas las claras palabras de la vieja Filosofía de Vida, que fue luz de inspiración para tantos pueblos en el transcurso del tiempo. Que fue estabilidad frente al desorden.
A poco de estrenar un nuevo año, quiero acercarme a este viejo y olvidado amigo, para pedirle que, a su vez, se acerque a todos los hombres llenos de sana voluntad y corazón sincero. Sería bueno que todos los reconociéramos una vez más y pudiéramos ir de su mano en este, y en todos los años venideros. Porque la Filosofía no solo nos enseña a saber, sino a vivir, a superar dificultades y atesorar la experiencia de nuestros logros.
¡Salud a ti, amigo Filosofía!
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