En el mundo de los idealistas existe un peligro, que, agazapado y disimulado, se convierte tarde o temprano, en la propia destrucción de los idealistas.
Ese peligro es el exagerado y mal entendido individualismo.
Entendemos que el individualismo de los Idealistas es, en principio, nada más que una reafirmación de la búsqueda del propio Ser, infinitamente grande e infinitamente solitario ante el Misterio de Dios. Pero ese sentimiento, multiplicado y vertido hacia el mundo exterior, hace de los idealistas seres solitarios, seres que se estiman grandes por cuanto portan una idea, pero que no atinan a fortalecerse en la Unión con Ideas hermanas.
De este modo, los grandes soñadores, los grandes inventores, los grandes visionarios, perecen en la soledad de la incomprensión, sin llegar a transmitir sus vivencias, cortando toda continuidad y progresión a través de los tiempos. No es raro, pues, que la amargura y el desencanto, se adueñen de estos seres, que de otra manera hubiesen sido destinados a cambiar los grandes signos de la Historia.
Lógicamente no es fácil transmitir en su totalidad las grandes ideas de los grandes hombres, ni hacerlas comprender por todos. Pero las grandes ideas son como el Sol, que alumbra por igual a todas las cosas, si bien la distancia hace que algunas reciban más o menos esos rayos. Y así como el Sol beneficia aunque sea con sus rayos un tanto alejados y fríos, y esa poca luz y calor son preferibles a la oscuridad y el hielo absolutos, también es preferible verter las ideas superiores sobre todo el mundo, dejando que ellas bañen en la medida en que las cosas y los seres crecen hacia ellas.
Es aquí donde la individualidad exacerbada del idealista debe transformarse en una búsqueda de almas afines y en una unión efectiva con aquellas almas afines. Es aquí donde el hallazgo del propio ser interior, ha de servir como impulso para que otros muchos puedan obtener iguales logros por el camino del ejemplo vivo y práctico.
El error consiste en confundir separatividad con individualismo. Y así los que temen perder sus características personales, optan por permanecer separados, creyendo que así preservan lo que, en realidad, se hace cada vez más fuerte en cuanto más seres humanos lo compartan. No se trata de dejar de ser uno mismo, sino de ser más uno mismo en la participación de los ideales. Como los padres se afianzan en sus hijos, como los árboles se fortalecen en sus hojas y frutos multiplicados, como el Cielo se agranda en la luz inacabable de sus estrellas.
Hoy el Mundo pide Unión. La falsa individualidad es signo de debilidad, y sólo la fuerza de la Unión podrá hacer frente a los enemigos de la disolución: el materialismo en avance, la falta de Fe en Dios y en sí mismos, la ruptura de todos los esquemas fundamentales de civilización.
Como un círculo mágico, donde es difícil señalar el principio y el fin, pues ambos coinciden en un punto, repetiremos una vez más que “La Unión hace la Fuerza”, y por lo mismo, “La Fuerza hace la Unión”.
Sólo los hombres fuertes saben vivir unidos sin dejar de ser ellos mismos; sólo los que vivan unidos por un Ideal serán tan fuertes como la idea misma.
Créditos de las imágenes: Siju
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es una realidad, hoy en día la mayoría de gente que comparte y se vincula con otros es netamente por una conexión superficial, creo que mejoraría mucho el mundo si de nuestro interior compartiéramos nuestros pensamientos, el problema ocurre cuando la idea intima no se conecta con el otro, y es ahí donde te individualizas como consecuencia de un supuesto rechazo, seria ideal formar métodos para compartir ideas sin sentir esa desconexión, creo que para ello, primero debemos buscar en el otro en una primera instancia, conocerse íntimamente para luego dar las ideas del idealista, hoy en día los idealistas destacan pero falta de conexión mutua, casi todos los idealistas que quieren compartir sus pensamientos dictan sus pensamientos sin preguntar, asumiendo su realidad similar a la de las demás… creo que para ayudar hay que ser cada día mas humano enfocándose mucho en el otro…