Sí, efectivamente, pero músico de las almas.
En el comienzo del Fedón, Sócrates cuenta el sueño que, en su vida pasada, muchas veces y, con distintas apariencias, se le mostraba y le incitaba con estas palabras:
¡Sócrates, haz música y aplícate a ello! Y yo, en mi vida pasada, creía que el sueño me exhortaba y animaba a lo que precisamente yo hacía, como los que animan a los corredores, y a mí también el sueño me animaba a eso que yo practicaba, hacer música, en la convicción de que la filosofía era la más alta música.
La filosofía, el cuidado del alma no es sino música, diálogo silencioso que engendra la melodía.
Créditos de las imágenes: Alex Bakharev
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