Aunque tengamos pocos testimonios de los filósofos presocráticos y bastantes indirectos, alguno de ello merecen la atención. Ello ayuda a comprender un poco más la personalidad de estos filósofos y en cierta medida sus escritos que también son bastante fragmentarios. Aunque los mitos y el tiempo los han rodeado de un halo medio divino, se trata de hombres como nosotros y por lo tanto también tienen su lado humano y familial.
Los datos biográficos de Tales de Mileto son una mezcla de opiniones, hechos atribuidos a su persona, y citas con alto grado de verosimilitud, recogidas de diversos autores de épocas bastante posteriores, y reinterpretados y expuestos a la luz de la mentalidad del narrador. Contamos con la importante aportación de Aristóteles, el cual, en su descripción, intenta delimitar los escritos y dichos atribuibles con certeza al mismo Tales, de los hechos dudosos (‘dicen…’) y de sus propias opiniones (‘quizá quiso decir…’).
Tales nació en la ciudad de Mileto una antigua ciudad en la costa occidental de Asia Menor, cerca de la desembocadura del río Menderes.
La mayoría de los historiadores nos lo presentan como genuino milesio. Sin embargo, según Diógenes Laercio, importante historiador griego, fue admitido en la ciudad jonia de Mileto, a orillas del Mar Egeo después de ser expulsado de Fenicia junto con Nileo. Lo que es incuestionable es que residió en aquella ciudad y fue allí en donde desarrolló su filosofía. Fue hijo de Euxamias y de Cleobulina, y al parecer tuvo ascendencia fenicia. Como los jonios mantenían tráfico comercial con Egipto y Babilonia, es probable que Tales visitara el primero en su juventud, durante el reinado del faraón Amasis, en donde se supone que fue educado por los sacerdotes. Quizás fueron condiscípulos suyos Solón y Ferécides de Siros. Una fuente tardía lo vincula con Pitágoras, a quien habría recomendado viajar a Egipto y educarse con los sacerdotes de Menfis y Dióspolis. De los babilonios debió aprender astronomía. Anaximandro y Anaxímenes pueden haber sido discípulos suyos. Apolodoro, en su “Cronología”, afirma que murió a la edad de setenta y ocho años. Sin embargo, Sosícrates asegura que murió en la olimpiada LVIII, a la edad de noventa años.
Tanto Heródoto (I, 170) como Diógenes Laercio (I, 25) lo señalan como un sabio consejero político de jonios y lidios. Laercio afirma que algunos como el poeta Corilio declararon que fue el primero en sostener la inmortalidad del alma, que, según nos refiere Aristóteles, es para Tales una fuerza motriz. También refiere Heródoto (I, 75) que logró desviar el río Halys para que fuera cruzado por el ejército de Creso.
Aristóteles, por su parte, cuenta en su Política (I, 11, 1259a) que también se destacó en el área de las finanzas, una vez que, habiendo predicho (gracias a sus conocimientos astronómicos) cómo sería la cosecha de aceitunas, compró durante el invierno todas las prensas de aceite de Mileto y Quíos y las alquiló al llegar la época de la recolección, acumulando una gran fortuna y mostrando así que los filósofos pueden ser ricos si lo desean, pero que su ambición es bien distinta.
Quizás la anécdota más conocida de Tales es aquella que nos refiere Heródoto, cuando predijo a los jónicos el año en que sucedería un eclipse solar (quizá llevada a cabo gracias al sistema babilónico), hacia el año 585 a. C. Asimismo, Diógenes Laercio recuenta que, al caer Tales en un pozo después de ser llevado por una vieja mujer a ver las estrellas, ésta replicó a su pedido de ayuda: ¨¿Cómo pretendes, Tales, saber acerca de los cielos, cuando no ves lo que está debajo de tus pies?¨. Se le atribuye el haber realizado la medición de las pirámides, mediante las sombras que proyectan cuando éstas son de la misma medida que nosotros mismos. Fue el primero en haber hecho una explicación científica de un eclipse. También se dice que fue el primero en dividir al año en estaciones y en 365 días.
Algunas sentencias y versos que Diógenes Laercio le atribuye a Tales son las siguientes:
Filósofo jonio. Nace en los años 610 a. C. en la ciudad jonia de Mileto, Asia Menor, y muere aproximadamente en 546 a. C. Discípulo y continuador de Tales, se le atribuye un libro sobre la naturaleza, pero su pensamiento llega a la actualidad mediante comentarios doxográficos de otros autores. Se le atribuye un mapa terrestre, la medición de los solsticios y equinoccios por medio de un gnomon, trabajos para determinar la distancia y tamaño de las estrellas y la afirmación de que la Tierra es cilíndrica y ocupa el centro del Universo.
En Anaximandro se encuentra ya una cosmología que describe la formación del cosmos por un proceso de rotación que separa lo caliente de lo frío. El fuego ocupa la periferia del mundo y puede contemplarse por esos orificios que llamamos estrellas. La tierra, fría y húmeda, ocupa el centro. Los primeros animales surgieron del agua o del limo calentado por el sol; del agua pasaron a la tierra. Los hombres descienden de los peces, idea que es una anticipación de la teoría moderna de la evolución.
D. Laercio, II, 1-2 nos dice que Anaximandro, hijo de Praxíades de Mileto, dijo que el principio y el elemento es lo indefinido, sin distinguir el aire, el agua o cualquier otra cosa… fue también el primero en inventar un gnomon y lo colocó sobre los relojes de Sol en Lacedemonia, según dice Favorino en su Historia varia, para marcar los solsticios y equinoccios, y construyó relojes. Fue el primero en trazar el perímetro de la Tierra y el mar y construyó también una esfera celeste.
Agatémero, Geographiae informatio, I, 1 dice que: Anaximandro de Mileto, discípulo de Tales, fue el primero que se atrevió a dibujar la tierra habitada en una tablilla. Después de él, Hecateo de Mileto, hombre que viajó mucho, lo perfeccionó, de modo que produjo admiración.
Estrabón, I, 7 se hace eco de lo dicho por Eratóstenes quién considera que después de Homero, los primeros griegos en estudiar la geografía fueron dos: Anaximandro y Hecateo de Mileto.
Cicerón, en De divinitate, I, 50, 112 dice que los lacedemonios fueron avisados por el físico Anaximandro de que abandonaran la ciudad y las casas y pasaran la noche preparados en el campo, porque estaba cerca un terremoto. En aquella ocasión la ciudad entera se derrumbó y la cumbre del monte Taigeto se resquebrajó como la popa de una nave.
Según Elian, Historias diversas (III, 7), los Milesios le pidieron que se hiciera cargo de una ciudad cerca de Apolonia, en la costa Tracia del Mar Negro lo que supone un honor importante y una costumbre de la época: el que los filósofos dedicaran parte de su actividad a los asuntos políticos. Es probable que Anaximandro aceptó ese pedido y que fue enviado al lugar a título de legislador para crear una constitución que respectara la supremacía de Mileto.
Pitágoras nació en la isla de Samos en el año 582 a. C. Siendo muy joven viajó a Mesopotamia y Egipto (también, fue enviado por su tío, Zoilo, a Mitilene a estudiar con Ferécides de Siros y tal vez con su padre, Badio de Siros). Tras regresar a Samos, finalizó sus estudios, según Diógenes Laercio con Hermodamas de Samos y luego fundó su primera escuela durante la tiranía de Polícrates. Abandonó Samos para escapar de la tiranía de Polícrates y se estableció en la Magna Grecia, en Crotona alrededor del 525 a. C., en el sur de Italia, donde fundó su segunda escuela. Las doctrinas de este centro cultural eran regidas por reglas muy estrictas de conducta. Su escuela (aunque rigurosamente esotérica) estaba abierta a hombres y mujeres indistintamente, y la conducta discriminatoria estaba prohibida (excepto impartir conocimiento a los no iniciados). Sus estudiantes pertenecían a todas las razas, religiones, y estratos económicos y sociales. Tras ser expulsados por los pobladores de Crotona, los pitagóricos se exiliaron en Tarento donde se fundó su tercera escuela.
Poco se sabe de la niñez de Pitágoras. Todas las pistas de su aspecto físico no son seguras aunque se haya dicho que era de una gran belleza. Según Plutarco, los sacerdotes le habrían grabado en el muslo el disco de oro alado de Amón-Râ, de donde vendría el sobrenombre de este filósofo “chrysomer”: “el del muslo de oro”.
Es probable que tuviera dos hermanos aunque algunas fuentes dicen que tenía tres. Era ciertamente muy instruido, aprendió a tocar la lira, a escribir poesía y a recitar a Homero.
Funda su escuela en Crotona en el año 532 a.C. Se trata de una comunidad, a la vez filosófica, científica, política, religiosa e iniciática. Varias filiales aparecen sucesivamente en las ciudades de Tarento, Metaponte, Síbaris, Caulonia, Locres y en Sicilia las ciudades de Regium, Taromenium, Catana y Siracusa.
La primera iniciación la consigue en Lesbos a los 18 años. Allí recibe instrucción de Ferécides de Siros (hacia 585/-499), quien postulaba por la eternidad del alma, por el carácter doble del alma humana (una parte divina y otra humana) y por la trasmigración. Es probable que enseñara también a Pitágoras elementos de magia como la predicción y la interpretación de sueños.
Muchas otras leyendas nos hablan de las numerosas iniciaciones a los Misterios y enseñanzas que Pitágoras recibió en muchos países y con muchos maestros entre los que se destaca la secta de los discípulos del naturalista Mokhos y de los hierofantes fenicios, la ciencia de los jeroglíficos egipcios, la Magia de Caldea, los iniciados del monte Ida, los órficos de Tracia y las sacerdotisas de Delfos…
En Crotona conoce al mago Abaris el Escita, sacerdote hiperbóreo de Apolo, célebre por sus transes chamánicos. En -510, una revolución popular en Síbaris, conducida por el demócrata Telis, masacra los Pitagóricos de esta ciudad y 500 aristócratas tienen que huir a Crotona. La guerra estalla entre estas dos ciudades (Pitágoras la promueve según Diodoro de Sicilia). La aristocracia de Crotona, conducida por Milón de Cnosos, reúne una armada de 100.000 soldados y atacan y arrasan Síbaris a pesar de que esta ciudad había conseguido reunir unos 300.000.
Pitágoras se inquieta de la fuerte tendencia democrática que se está propagando y teme por un levantamiento general de la plebe. Según Aristóxeno de Tarento, Pitágoras y muchos de sus discípulos parten de Crotona para Metaponte y se instalan allí. Dicen que la casa de Pitágoras la llaman “el templo de Demeter” y la callejuela “el templo de las Musas”.
Es posible que en -499, Pitágoras vaya a Delos para enterrar su viejo Maestro Ferécides de Siros y algo más tarde, de vuelta en Metaponte, Pitágoras muere en el 497 a.C.
El esfuerzo para elevarse a la generalidad de un teorema matemático a partir de su cumplimiento en casos particulares ejemplifica el método pitagórico para la purificación y perfección del alma, que enseñaba a conocer el mundo como armonía; en virtud de ésta, el universo era un cosmos, es decir, un conjunto ordenado en el que los cuerpos celestes guardaban una disposición armónica que hacía que sus distancias estuvieran entre sí en proporciones similares a las correspondientes a los intervalos de la octava musical. En un sentido sensible, la armonía era musical; pero su naturaleza inteligible era de tipo numérico, y si todo era armonía, el número resultaba ser la clave de todas las cosas.
La voluntad unitaria de la doctrina pitagórica quedaba plasmada en la relación que establecía entre el orden cósmico y el moral; para los pitagóricos, el hombre era también un verdadero microcosmos en el que el alma aparecía como la armonía del cuerpo. En este sentido, entendían que la medicina tenía la función de restablecer la armonía del individuo cuando ésta se viera perturbada, y, siendo la música instrumento por excelencia para la purificación del alma, la consideraban, por lo mismo, como una medicina para el cuerpo. La santidad predicada por Pitágoras implicaba toda una serie de normas higiénicas basadas en tabúes como la prohibición de consumir animales, que parece haber estado directamente relacionada con la creencia en la trasmigración de las almas; se dice que el propio Pitágoras declaró ser hijo de Hermes, y que sus discípulos lo consideraban una encarnación de Apolo.
Pitágoras pasa por ser el introductor de pesos y medidas, y elaborador de la teoría musical; el primero en hablar de «teoría» y de «filósofos», en postular el vacío, en canalizar el fervor religioso en fervor intelectual, en usar la definición y en considerar que el universo es una obra sólo descifrable a través de las matemáticas. Fueron los pitagóricos los primeros en sostener la forma esférica de la tierra y postular que ésta, el sol y el resto de los planetas conocidos, no se encontraban en el centro del universo, sino que giraban en torno a una fuerza simbolizada por el número uno.
A su escuela de pensamiento se la conocía como los pitagóricos y afirmaban que la estructura del universo era aritmética y geométrica. Políticamente apoyaron el partido dórico, obteniendo grandes cuotas de poder hasta el Siglo V, en el que fueron perseguidos y donde muchos de sus miembros murieron. La hermandad estaba dividida en dos partes: Los estudiantes y los oyentes. Los estudiantes aprendían las enseñanzas matemáticas, religiosas y filosóficas directamente de su fundador, mientras que los oyentes se limitaban a ver el modo de comportarse de los pitagóricos.
Aunque tengamos pocos testimonios de los filósofos presocráticos y bastantes indirectos, alguno de ello merecen la atención. Ello ayuda a comprender un poco más la personalidad de estos filósofos y en cierta medida sus escritos que también son bastante fragmentarios. Aunque los mitos y el tiempo los han rodeado de un halo medio divino, se trata de hombres como nosotros y por lo tanto también tienen su lado humano y familiar.
Nació al final del siglo VI a.C. en Elea. Probablemente fue discípulos de Jenófanes de Colofón y del pitagórico Aminias. De familia noble, Plutarco, Estrabón y Diógenes coinciden en afirmar que Parménides participó en el gobierno de su ciudad, organizándola y dándole un código de leyes admirable.
En 1969 se produjo en Velia un hallazgo arqueológico que aportó un elemento a las especulaciones sobre la vida de Parménides. Se encontró el pedestal de una estatua del siglo I d. C. con una inscripción que reza: ΠΑ[]ΜΕΝΕIΔΕΣ ΠΥΡΕΤΟΣ / ΟΥΛΙΑΔΕΣ / ΦΥΣΙΚΟΣ. Las dos primeras palabras claramente dicen “Parménides, hijo de Pires”, mientras que la cuarta fue usada para todos los que se dedicaban a la observación de la naturaleza, y a los filósofos en general. En cuanto a la tercera frase puede que signifique simplemente “natural de Elea” o “perteneciente a los Ulios”, esto es, a una escuela de médicos (cuyo patrono era Apolo Ulio).
Filósofo griego nacido en Elea perteneciente a la escuela eleática (¿490-430 a. C.?). Fue discípulo directo de Parménides de Elea y se le recuerda por el amplio arsenal conceptual con que defendió las tesis de su maestro. No estableció ni conformó ninguna doctrina positiva de su propia mano, en tanto que todo lo que defiende lo toma de Parménides, sino que se limitó a atacar todo planteamiento que no parta de las tesis eleáticas.
Como sucede con la mayoría de los filósofos presocráticos, la vida de Zenón de Elea permanece en gran parte desconocida. Las fuentes que brindan luz al respecto son el diálogo Parménides de Platón y la obra Vida de los filósofos ilustres del historiador y filósofo antiguo Diógenes Laercio.
En el diálogo de Platón, se dice que Zenón tiene cerca de 40 años y que Parménides roza los 65 en el momento en que ambos se encuentran con un Sócrates “muy joven”; dato que nos puede servir para situar su nacimiento alrededor del año 480 o 490 a.C. Platón lo describe como “alto y bello a la mirada”, así como estimado por su maestro.
Diógenes Laercio indica que fue hijo natural de un hombre llamado Telentágoras, pero que Parménides lo tomó en adopción. Laercio subraya asimismo su destreza a la hora de analizar los dos lados de cada cuestión o dilema, capacidad que le hizo recibir el título de “inventor de la dialéctica” de la mano de Aristóteles.
Como su maestro, tuvo probablemente una gran actividad política: el mismo Laercio afirma que Zenón apoyaba el derrocamiento del tirano eleata que gobernaba, bajo peligro de muerte:
Habiendo llevado a cabo el derrocamiento del tirano Nearco, él fue arrestado (…) Interrogado sobre sus cómplices y sobre las armas que él había entregado en Lipara, cita los nombres de todos los amigos del tirano, con la intención de ocultar a los propios. Entonces, bajo la promesa de revelaciones confidenciales sobre ciertas personas, mordió cruelmente al tirano en la oreja y no lo suelta hasta que queda herido de muerte (…) Al final, se cortó la lengua con sus propios dientes y se la escupió en la cara.
Diógenes Laercio, Vida de los filósofos ilustres, IX, 26-27
Tertuliano informa varios siglos más tarde sobre la muerte de Zenón:
Zenón de Elea, a quien Dionisio preguntó en qué consiste la superioridad de la filosofía, respondió: “¡En el desprecio de la muerte!” y a manos del tirano mantiene, impávido, su propósito hasta la muerte.
Tertuliano, Apologeticum, 50
Las obras de Zenón se han perdido. Platón escribe que durante su juventud ya había escrito para defender las teorías de su maestro, pues tales documentos fueron llevados a Atenas con motivo de la visita con Parménides; fueron allí robados y publicados posteriormente sin su consentimiento.
Como es habitual en el ámbito presocrático, la mayor y casi única fuente de la que podemos extraer información sobre su obra y pensamiento es la cita de autores posteriores, en particular del propio Aristóteles.
Zenón es conocido por sus paradojas o aporías, especialmente aquellas que niegan la existencia del movimiento o la pluralidad del ser. Zenón, en la línea de su maestro, intenta probar que el ser tiene que ser homogéneo, único y, en consecuencia, que el espacio no está formado por elementos discontinuos sino que el cosmos o universo entero es una única unidad.
Sus aporías están diseñadas bajo los siguientes ejes argumentativos:
Aplicando este esquema se le ha considerado el primero en utilizar la demostración llamada ad absurdum (reducción al absurdo), que toma por hipótesis lo contrario a lo que se considera cierto (en su caso, las afirmaciones del adversario) y muestra las incongruencias que se derivan de una consideración de esto como verdadero, obligando al interlocutor a rechazar las premisas y a aceptar las tesis opuestas, que era eran las que se querían demostrar en un principio. Este procedimiento lo lleva a cabo mediante sus aporías.
Conocido también como «El Oscuro de Éfeso». Nació hacia el año 535 a. C. y falleció en el 484 a. C. Era natural de Éfeso, ciudad de la Jonia, en la costa occidental del Asia Menor (actual Turquía). Como los demás filósofos anteriores a Platón, no quedan más que fragmentos de sus obras, y en gran parte se conocen sus aportes gracias a testimonios posteriores.
Con certitud se sabe que proviene de una familia sacerdotal y, por ser el mayor, estaba destinado a convertirse en un notable de su ciudad natal pero renuncia sus derechos en favor de su hermano. También sabemos que renunció a otro de sus privilegios, el de presidir las Ceremonias de los Misterios de Demeter de Eleusis, de donde deducimos que era un Iniciado a esos Misterios. Tal vez, sea por ello que adquiere el seudónimo de « El Oscuro ».
Es uno de los raros presocráticos de quien conocemos algunos de sus rasgos de carácter: De tendencia melancólica y triste, nunca proclive a distinguir lo verdadero de lo legendario que considera dos aspecto de la misma realidad, muy atraído por el lenguaje de los misterios que perturba el pensamiento racional dado que para él, la razón no puede alcanzar el epicentro de la filosofía.
Nació en Agrigento (Sicilia), el año 495 a. C. y murió probablemente en 435 a. C. Fue un destacado filósofo y poeta griego. Realmente se conoce muy poco de la biografía de Empédocles; su personalidad está envuelta en la leyenda, que lo hace aparecer como mago y profeta, autor de milagros y revelador de verdades ocultas y misterios escondidos.
Se sabe, no obstante, que Empédocles nació en el seno de una familia ilustre, y llegó a ser jefe de la facción democrática de su ciudad natal. Su fama como científico y médico-taumaturgo, unida a su posición social, le permitió ocupar importantes cargos en la vida pública. El final de su vida lo pasó exiliado en el Peloponeso. Se forjaron varias versiones en torno a su muerte, la más conocida de todas es aquella según la cual se habría arrojado al volcán Etna con el fin de que, desaparecido, sus paisanos lo tuvieran por un dios inmortal, pero que fue descubierta la superchería cuando se encontró a los pocos días una sandalia del filósofo en la boca del volcán. Una leyenda más benigna dice que se arrojó al Etna para conocer el interior de la Tierra y del fuego.
Habiendo perdido las elecciones fue desterrado y se dedicó al saber. Postuló la teoría de las cuatro raíces, a las que Aristóteles más tarde llamó elementos, juntando el agua de Tales de Mileto, el fuego de Heráclito, el aire de Anaxímenes y la tierra de Jenófanes las cuales se mezclan en los distintos entes sobre la tierra.
Aristóteles le atribuye un experimento para demostrar la presión del aire como sustancia independiente usando una clepsidra. También descubrió la fuerza centrífuga y el sexo de las plantas. En astronomía identificó correctamente que la luz de la Luna procedía del Sol reflejado y que la Tierra era una esfera.
De sus escritos se conservan únicamente Los Políticos, el tratado Sobre la medicina, el Proemio a Apolo, Sobre la naturaleza (sólo se conservan unos 450 versos de los 5.000 de que constaba la obra) y Las Purificaciones (de argumento místico e inspirado en el orfismo). Parece que hay que considerar espurias las tragedias que se le atribuyen. Escribió sus obras en forma de poemas. Su doctrina parece depender en muchos puntos de Parménides, a quien se supone que conoció en un viaje a Elea.
Nace en el 500 a.C. y muere en el 428 a. C. Otra gran filósofo griego presocrático que introdujo la noción de nous (mente o pensamiento) en la filosofía de los orígenes; sus predecesores habían estudiado los elementos (tierra, aire, fuego, agua) como realidad última.
Nació en Clazomene (en la actual Turquía) y se trasladó a Atenas (hacia 483 a. C.), debido a la destrucción y reubicación de Clazomene tras el fracaso de la revuelta jónica contra el dominio de Persia. Fue el primer pensador extranjero en establecerse en Atenas.
Entre sus alumnos se encontraban el estadista griego Pericles, Arquelao, Protágoras de Abdera, Tucídides, el dramaturgo griego Eurípides, y se dice que también Demócrito y Sócrates.
Conocedor de las doctrinas de Anaxímenes, Parménides, Zenón y Empédocles, Anaxágoras había enseñado en Atenas durante unos treinta años. Sus conocimientos en astronomía le hicieron célebre. Se le atribuye varias previsiones: Un eclipse solar, un terremoto y una caída de meteorito. Tuvo que exiliarse tras ser acusado de impiedad al sugerir que el Sol era una masa de hierro candente y que la Luna era una roca que reflejaba la luz del Sol y procedía de la Tierra. También es verdad es que su amistad con Pericles lo vuelve sospechoso cuando este último cae en desgracia. Acaban por condenarlo a muerte. Pericles consigue salvarlo pero no puede evitar el exilio y parte a Jonia y se establece en Lámpsaco (una colonia de Mileto), donde años después, según dicen, se dejó morir de hambre.
Vivió entre los años 460 al 370 a. C., siendo contemporáneo a Sócrates. Hiparco de Nicea asegura, según Diógenes Laercio, que Demócrito murió a los 90 años de edad; y todos los autores de la antigüedad que hayan hecho referencia a su edad, coinciden en que vivió más de cien años. Fue conocido en su época por su carácter extravagante, ya que según relatos solía reír muy a menudo. Se dice que viajó por Egipto, Caldea y Persia y que incluso llegó a la India en busca de conocimientos. Una leyenda dice que se arrancó los ojos en un jardín para que no le estorbara en la contemplación del mundo externo en sus meditaciones; leyenda que expresa el desprecio que Demócrito tenía por el conocimiento meramente sensitivo.
Diógenes Laercio listó una serie de escritos de Demócrito que superan las 70 obras sobre ética, física, matemática, técnica e incluso música, por lo que Demócrito es considerado un autor enciclopédico.
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NECESITAMOS SABER ANECDOTAS DE PARMENIDES
Que yo sepa, no hay registradas “anécdotas” del filósofo Parménides. Diógenes Laercio, que de tantos filósofos escribió, no menciona ninguna anécdota destacable. Al parecer tuvo que ser una persona muy seria. Y quizás aburrida, si releemos el diálogo que le dedicó Platón, uno de sus escritos más abstractos y difíciles de entender. Un ejemplo:
Una cosa no puede decirse o hacerse diferente de otra, de la que ya es diferente; ella es diferente de otra cosa que es actualmente diferente de ella; se ha ha hecho diferente de una cosa hecha ya diferente; debe ser diferente de una cosa que debe serlo; pero ella no se ha hecho, no debe ser, no es, diferente de una cosa que se hace tal; ella se hace diferente por sí misma, y a esto está reducido todo.
También habla de él Sócrates en el diálogo “Teeteto”:
Parménides me parece a la vez respetable y temible, sirviéndome de las palabras de Homero. Le traté siendo yo joven y cuando él era muy anciano, y me pareció que había en sus discursos una profundidad poco común.
Bueno, quizás esa sea la anécdota que buscabas: Parménides era tan “profundo” que hasta al mismo Sócrates llamaba la atención.