El Seis simboliza ambivalencia y equilibrio. Es la unión de dos triángulos (fuego y agua) y por ello símbolo del alma humana. Al armonizarse el giro de los dos triángulos que constituyen la estrella de seis puntas, se establece un punto de síntesis que es común a ambos y que les sirve de centro, siendo entonces esta figura la que forma el número siete, que simboliza al hombre completo al poder contar con su centro que sería la conciencia despierta.
Al contrario de la estrella de cinco puntas, imagen del hombre ordinario como un microcosmos, la estrella de seis puntas es la imagen del macrocosmos, del hombre universal.
Para René Allendy, autor de “El simbolismo de los números”, “el senario marca esencialmente la oposición entre la criatura y el creador en un equilibrio indefinido”. Semejante oposición no significa necesariamente contradicción, pero será fuente de todas las ambivalencias del seis, por lo que éste es el número de la prueba entre la elección del bien o el mal que el ser humano habrá de superar para alcanzar su completura y perfección.
En el Apocalipsis el seis tiene una significación netamente peyorativa, es el número del pecado y del Anticristo marcado con el nombre de la Bestia, cuya cifra es 666.
También la cifra seis estaba consagrada en la antigüedad a Afrodita en su aspecto de Venus Pandemos, la diosa del amor carnal o físico, opuesta a la Venus Urania como símbolo del amor celeste o espiritual.
En el simbolismo de los cuentos de hadas, el seis sería el hombre físico sin su elemento salvador, sin esa última parte de sí mismo que le permite entrar en contacto con lo divino que hay en él.
Según la Biblia, el mundo fue creado en seis días y lo fue, según Clemente de Alejandría, en las seis direcciones del espacio: las cuatro cardinales, el cenit y el nadir. La tradición judía lo hace durar durante seis milenios y Abu Ya’qüb Sejestanî hace corresponder a los seis días de la creación las seis energías del mundo, las seis caras de lo sólido.
Entre los órficos el seis es un número particularmente sagrado que hacía alusión a lo femenino y a lo masculino y simbolizaba el matrimonio como símbolo del amor. También en los tarots la sexta carta es “Los amantes”, simbolizando amor y abundancia.
El seis es el número del trabajo equilibrado, la expresión de la belleza en la Naturaleza, indicativo de armonía y de salud. Es también la culminación del movimiento y el esfuerzo que suponen los seis días de la Creación y, por ello, es el número de haber llegado al final tras la purificación por el trabajo con uno mismo, al momento cumbre del último esfuerzo para alcanzar la meta soñada.
Créditos de las imágenes: Wereldburger758
Si alguna de las imágenes usadas en este artículo están en violación de un derecho de autor, por favor póngase en contacto con nosotros.
¿Qué opinas?