Titulo | Invictus |
Año | 2009 |
País | Estados Unidos, Sudáfrica |
Duración | 135 minutos |
Categoría de película | Drama |
Director | Clint Eastwood |
Guionista | Anthony Peckham |
Actores principales | Morgan Freeman Matt Damon |
A través del acercamiento a esta historia de la vida real y al gran personaje de Nelson Mandela, la película es un buen ejemplo de la importancia de encontrar puntos de acercamiento entre los seres humanos, para poder construir victorias. En un mundo como el nuestro, en el que la bandera de la diferencia ondea libremente entre los hombres, alejándonos cada vez más los unos de los otros, y anteponiendo barreras raciales, sociales, culturales, económicas y de toda índole, el film nos recuerda que basta con encontrar aquello que nos une, para entender lo humano como proyecto común, y poder lograr todo aquello que como colectividad soñamos. En el caso de nuestra historia, el deporte fue un modelo de ello.
¿Cómo ser un buen líder? ¿Cómo inspirar a los otros hacia algo más grande que ellos mismo? ¿Cómo inspirarnos a nosotros mismo hacia algo mejor cada día? Cuando cultivamos y conquistamos un espíritu invencible en nuestro interior. Tal como reposa en el poema de William Ernest Henlev, que da el titulo a nuestra película Invictus: “Soy el amo de mi destino, soy el capitán de mi alma.” Y es esa capacidad de lucha, esa tenacidad para enfrentar todos los días el dolor o el placer, esa apuesta a pensar inteligentemente como lograr lo que queremos y como ser coherente con lo que pensamos, lo que más resalta del film nuestro personaje principal.
A escasos meses del fallecimiento de este gran personaje del siglo XX, Nelson Mandela, esta película es una buena excusa para acércanos a la vida de un hombre inspirador y al mismo tiempo para dejarnos inquietar por las profundas preguntas que el film sugiere.
Invictus (William Ernest Henlev)
Más allá de la noche que me cubre,
negra como el abismo insondable,
agradezco a los dioses que puedan existir,
por mi alma invencible.
Caído en las garras de la circunstancia
nadie me vio llorar ni pestañear.
Bajo los golpes del destino
mi cabeza está ensangrentada, pero erguida.
Más allá de este lugar de ira y llantos,
frecuenta el horror de la sombra,
aun así la amenaza de los años
me encuentra y me encontrará sin miedo.
No importa cuán estrecho sea el portal,
cuán cargada de castigos la sentencia,
soy el amo de mi destino:
soy el capitán de mi alma.
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