Título original |
Wo hu cang long (Crouching Tiger, Hidden Dragon) |
Año |
2000 |
Duración |
119 min. |
Director |
Ang Lee |
Guión |
Hui-Ling Wang, James Schamus, Kuo Jung Tsai. (Novela: Du Lu Wang) |
Música |
Tan Dun |
Fotografía |
Peter Pau |
Reparto |
Chow Yun-Fat, Michelle Yeoh, Zhang Ziyi, Chang Chen, Sihung Lung, Pei-pei Cheng, Fazeng Li, Xian Gao, Yan Hai, Deming Wang |
Productora |
Coproducción Taiwán-China-Hong Kong-USA; Sony Pictures Classics |
Vamos a empezar con el titulo de la película. El tigre y el dragón son símbolos importantes de China, con un significado profundo. El dragón, una especie de serpiente alada que arroja fuego por la boca es el símbolo más sagrado, de carácter solar, un poder benéfico. Con esta representación los chinos simbolizan el espíritu. El dragón simboliza también el conocimiento oculto, es decir la sabiduría, que es su poder real. El tigre, en relación con el dragón, es todo lo contrario. Simboliza el poder de la materia, lo ctónico. Es un símbolo lunar. Es alguien que puede ver en la oscuridad.
Ambos se presentan como una expresión del símbolo primordial de China, el Yin-Yang. El círculo dividido en dos partes, una blanca y otra negra, cada una contiene una parte de su contraria. A través de este conflicto continúa el ciclo eterno de la creación. El principio masculino y femenino, el nacimiento y la destrucción, la guerra y la paz.
Los chinos creían que este conflicto existe en todo ser humano. Todos deben armonizar estos dos elementos, a través de su propia lucha interna. Las artes marciales son el método para realizar este esfuerzo. En Occidente, con alguna excepción, se entiende sólo la forma externa.
Para los chinos: “aún si alguien mató a miles de enemigos en la batalla, pero no se venció a si mismo, entonces no vale nada”. Esto lo vemos en la película. El esfuerzo por perfeccionar el ser interior no tiene nada que ver con los movimientos, que pueden parecer perfectos. Vemos que el mal puede utilizar una técnica perfecta pero nunca consigue alcanzar la sustancia, porque el sendero para llegar a la esencia pasa a través de la Virtud. Este camino no es fácil. Quien sigue este camino deja atrás “los pequeños placeres” del “hombre pequeño”. Es un camino solitario. Heroico pero difícil. Los dos protagonistas han seguido este camino durante muchos años, lo que les permite tener un maestro y portar una espada. La espada siempre simboliza el elemento espiritual.
De hecho el protagonista, al principio de la película, sintiéndose cansado de la búsqueda, quiere entregar su espada, creyendo encontrar así un poco de paz. Pero luego comienzan todos los problemas. Este movimiento trae una reacción en cadena. No se puede negar el propio Dharma, es decir, no se puede salir del camino una vez iniciado, aunque le ha dedicado (al igual que Mumbai) a su maestro. De otra manera paga un gran precio.
Hay muchas enseñanzas que se encuentran en esta película. En algún momento se dice: “… Las cosas que tocamos no duran, nada se puede mantener en este mundo. Sólo cuando renunciamos a ellas, obtenemos lo que es verdadero”. Esta es la enseñanza del no-apego. Se trata de una enseñanza fundamental de la filosofía y la religión oriental. Lo que percibimos con nuestros sentidos es una ilusión, y sufrimos porque tenemos por como verdadero y eterno lo que es temporal. Lo que ha nacido, con el tiempo, va a morir. El discípulo debe buscar lo que está más allá de las formas, y debe tener un maestro en esta búsqueda.
Para la filosofía oriental, las virtudes que constituyen el camino del discipulado son tres: a) Dedicación al maestro y a la búsqueda), b) Investigación (de la verdad, interna y externa) y c) Servicio (es decir, la ofrenda de todo lo que hizo ofrenda de sus acciones). También es importante ver que el alma no tiene sexo, los guerreros, los malos y los buenos, son de ambos sexo; el alma es lo que importa.
Lo mejor es mantener una de las últimas palabras de la película: “El corazón fiel hace que los deseos puedan hacerse realidad”. Por lo tanto, la adhesión a la finalidad es lo que hace al héroe-guerrero. No olvidemos que el camino más largo comienza bajo nuestros pies, a condición de que queramos andar.
Esta voluntad está escondida en el corazón, como estaba en el corazón de la pequeña protagonista, la cual no aceptaba el destino que le preparaban los demas, sino vivir una vida más intensa que la vida simple de su personalidad. Quería vivir la magia de la búsqueda, sólo una vez se convirtió en egoísta por la fuerza que había obtenido, pero así se rompe el equilibrio. El mito necesita siempre algo drástico para continuar. Terminaría inclinándose hacia el lado del mal, o se ofrecería a sí misma en sacrificio; optó por lo segundo, y esto… le dio alas…
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Una película maravillosa. El que este en el camino espiritual la entenderá perfectamente. El que no este en el camino verá una película de artes marciales como tantas otras.