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Una época medieval

Conforme pasan los años se hace más evidente el hecho de que nuestra civilización está atravesando una fuerte crisis. No son solo los problemas medioambientales y ecológicos, que se agudizan más y más, o los problemas económicos y sociales, que afectan a todos los sectores de la sociedad, sino que principalmente son problemas de falta de valores éticos y de principios.

Los primeros problemas podrían afrontarse y solucionarse si existiera una voluntad y esfuerzo coordinados por parte de los Gobiernos, porque son problemas materiales. Los segundos son evidentemente más difíciles, porque afectan a la propia sustancia interior y espiritual del ser humano. E incluso las autoridades mundiales son incapaces de enfrentarlos. Los valores y los principios no se compran ni se venden. Y nuestro mundo se encuentra huérfano de ellos.

Quizá sea esta la característica más importante de la época medieval que empezamos ya a atravesar claramente. Los grandes desplazamientos de poblaciones extranjeras que inundaron el Imperio romano, hace casi veinte siglos, trajeron una prosperidad artificial, pero también, a la vez, confusión, junto con la entrada a la época medieval que conocemos históricamente. Hoy día la historia parece repetirse, pero en una escala mucho mayor.

Más allá de lo inevitable de esta situación, lo que más debemos considerar es que después de cada Medievo sobreviene siempre un nuevo Renacimiento. Las leyes de los ciclos históricos, en todas las civilizaciones y en todas las épocas, así nos lo muestran.

Lo importante es que se puedan salvar valores y principios, aunque sea en pequeños pero fuertes núcleos de seres humanos, para que puedan aguantar los tiempos difíciles y pasar intactos al ciclo siguiente, el nuevo Renacimiento, como la semilla que soporta, bien enterrada en la tierra, el difícil y frío invierno para poder, en la siguiente primavera, despertarse y brotar. Es esta otra ley de la Naturaleza que se aplica también a la civilización humana.

Nueva Acrópolis quiere ser parte de este proceso y, así, su acción tiene como objetivo conservar y divulgar las mejores semillas de la civilización humana, que como una nueva arca de Noé, un arca de supervivencia espiritual, atraviese las oscuras aguas del Medievo, bogando hacia un nuevo Renacimiento de la civilización, hacia un mundo nuevo y mejor.

Para nosotros, estas semillas son los valores y las ideas filosóficas de todas las civilizaciones, los cuales estudiamos en profundidad y con respeto en todos nuestros cursos y en los trabajos que realizan nuestros investigadores en más de cincuenta países en todo el mundo. Existen muchas aportaciones válidas e interesantes que tú también puedes aprender y poner en práctica, y puedes participar de esta hermosa aventura, llena de experiencias espirituales, que tiene como objetivo un futuro mejor.

Créditos de las imágenes: Tuvalkin

JC del Río

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