Símbolos

Simbolismo de… el oro

El oro es el rey de los metales y, por lo tanto, un símbolo de perfección y de cúspide, semejante al Sol en nuestra Galaxia por lo que tiene de brillo, luminosidad y pureza.

Según la doctrina hindú, el oro es la “luz mineral”. Es un símbolo de perennidad, de inmortalidad, y así ha sido considerado desde siempre por todas las culturas.

Su color amarillo-luminoso le hace ser diferente y estar por encima del resto de los demás metales, que tienden a ser de color blanco-plateado. Esto unido a su indestructibilidad y belleza, motivó que las joyas más valiosas de la antigüedad se hicieran en oro y así hayan llegado hasta nosotros prácticamente intactas.

El ser un metal noble, dúctil y maleable, permitió desde siempre hacer con él las más bellas piezas para los cultos religiosos y la realeza, que encarnaban en todas las tradiciones símbolos de belleza, de pureza y prosperidad. El oro representa también la inmortalidad y la felicidad eterna.

Para los alquimistas medievales, conseguir el oro a través de las distintas transformaciones de la materia era lograr la Piedra Filosofal, el Elixir de la Vida, un símbolo tan amplio que comprendía desde la panacea universal que convierte a los hombres en dioses o a los soles en estrellas, hasta la transformación de la materia prima de la droguería en el oro más puro. Ellos aseguraban que esta Piedra Filosofal existe, que se puede lograr, y nos hablan de las vías para conseguirla a través de sucesivas cocciones o de separaciones de los elementos constitutivos de la materia prima. El oro para la alquimia simboliza la glorificación o “cuarto estado”, después del negro, el blanco y el rojo.

Simbólicamente, el trabajo de los alquimistas consistía en devolverle al hombre sus poderes perdidos, u olvidados más bien al caer en la materia, y despertar su conciencia para sentir su verdadera esencia espiritual, acelerando así su evolución y consiguiendo ser un “hombre de oro”. Debía transformarse a sí mismo y lograr su transmutación siendo el operador de su propia obra y obteniendo del plomo de sus defectos el oro de sus virtudes.

Créditos de las imágenes: mwewering

JC del Río

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