En su sentido más amplio, que la familiariza con las cuerdas que atan y los vínculos que enlazan y relacionan unos eslabones con otros, la cadena es un símbolo de unión y comunicación, además de poseer como carácter secundario —pero no menos importante— el simbolismo de la dureza y la durabilidad de la materia con la que están construidos sus eslabones.
El signo jeroglífico egipcio en forma de cadena vertical, que consiste en un cordón entrelazado de tres vueltas con los cabos hacia abajo, aporta un doble simbolismo: de un lado se asimila al caduceo de Hermes y representa la doble corriente de involución y evolución del universo, y de otro integra el sentido general de la cadena, que es unión y comunicación como ya hemos dicho.
Platón hace alusión a la cadena luminosa que establece una interrelación entre todo lo que está manifestado. Y Homero decía que «La religión es la cadena de oro que sujeta la tierra en torno al Eterno», afirmando que una cadena de oro suspendida de la cúpula celeste desciende hasta la tierra mientras Zeus tonante exige a los dioses reunidos en la cumbre del Olimpo la total sumisión a su poder supremo, dirigiéndose a ellos con estas palabras: «Suspended del cielo áurea cadena, asíos todos, dioses y diosas, de la misma, y no os será posible arrastrar del cielo a la tierra a Zeus, dueño supremo, por mucho que os fatiguéis; mas, si yo me resolviese a tirar de aquélla, os levantaría con la tierra y el mar, ataría un cabo de la cadena en la cumbre del Olimpo, y todo quedaría en el aire. ¡Verdaderamente supero a los dioses y a los hombres!». Esta “Aurea Catena Homeri” ha sido evocada y comentada en todo tiempo por numerosos autores clásicos, entre ellos Dionisio Areopagita, que al hablar de la cadena de oro dice que es infinitamente luminosa y está presente en todo, encadenando lo de arriba con lo de abajo.
Entre los galos había camaradas de armas que entraban en combate unidos por cadenas, y si uno moría, el otro no debía sobrevivir, y algunos textos irlandeses hablan también de guerreros encadenados unos con otros en la batalla. Este simbolismo nos remite a Ogmios, el dios de la mitología celta que unía a los seres humanos con los dioses y al que se le atribuye la creación del alfabeto y la escritura; como deidad de la elocuencia, se le invocaba antes de la batalla para enardecer a los soldados, lo que también confiere al dios una naturaleza guerrera. Unas cadenillas de oro ataban su lengua a las orejas de los hombres, como símbolo de la importancia de la comunicación y el valor de la palabra. El poder de la elocuencia y la oratoria dejaba así encadenados a los dioses con los hombres.
También se llaman cadenas a los siete grandes periodos de la evolución que describe HPB en su Doctrina Secreta, constituida cada una por siete eslabones que son otros tantos globos relacionados entre sí. Según esta autora, la humanidad evoluciona actualmente en la Cuarta Cadena y el Cuarto Globo.
Créditos de las imágenes: Matthew Lancaster
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Toda Cadena es tan fuerte como el más débil de los eslabones. Lo que nos corresponde es ser un eslabón fuerte y sabernos ubicar bien en la Cadena!
Gracias por el artículo muy bueno!