Arte

¿Pueden ir juntas la belleza y la técnica?

Aunque muchas veces nos sentimos inclinados a responder en sentido negativo, la verdad es que belleza y técnica pueden convivir juntas tal como lo hacen nuestros propios cuerpos y espíritus pero, eso sí, sabiéndoles dar a cada uno el lugar que le corresponde.

La Belleza encierra todo lo sublime y sutil que tiene el Alma, y como ella, necesita expresarse ampliamente, utilizando todos los símbolos que la naturaleza pone a su alcance. La Belleza exalta al hombre, haciéndoles percibir niveles más elevados que los que habitualmente vive, tal como el hombre exaltado ante las vibraciones de su Alma, que le encienden y transportan a mundos incomprensibles para la razón corriente.

Pero he aquí que la Belleza necesita también expresarse en este, nuestro mundo, y entonces ella requiere su parte de Técnica, su parte de “saber hacer” para poder mejor expresar. Y una vez más tendremos que lograr la fórmula mágica, el elemento de equilibrio y armonía, que nos brinde la justa medida de Técnica para traducir la áurea proporción de Belleza. Como en todos estos casos de equilibrio, uno u otro extremo, en demasía, rompen un conjunto estable para tornarlo inquieto y fluctuante.

Si bien es cierto que la pura Belleza, sin plasmación, no sería comprensible para nosotros los humanos, tal y como las almas etéreas se nos escapan en sus múltiples y escondidos mensajes, también es verdad que la sola Técnica es tan árida y vacía como un cuerpo de robot, manejado por fríos hilos sin emoción ni espiritualidad.

Un pájaro y un avión… una espiga de trigo y una máquina… extrañas simbiosis que nos permiten sentirnos pájaros alguna vez en la vida, o repetir el milagro de la multiplicación de los panes más allá nuestra limitación física… Pero no es el avión quien ha creado al pájaro, ni la máquina quien ha inventado el trigo. Pájaro y trigo surgen del misterio inagotable de la Naturaleza, misterio pleno de imágenes dignas de ser imitadas hasta asemejarse más y más a la Madre Primordial.

La Naturaleza nos enseña cómo Ella ha puesto su técnica al servicio de su belleza, cómo los ritmos perfectos que la rigen son fórmulas en cuanto permiten la vida perdurables de las formas, ya que no de la materia. Y del mismo modo, los Hombres-Acrópolis que pretendemos aprender el lenguaje de la Naturaleza, deberíamos anteponer el alma al cuerpo, lo perdurable a lo perecedero, la Belleza a la Técnica, lo Infinito a lo finito.

Dicen que una imagen vale más que mil palabras, e igualmente tal vez hagan falta mil tornillos para fabricar un pájaro que vuele tal como el que tiene dos alas con plumas. Un leguaje multiplicado para la Tierra y otro simplificado para el Cielo… ¡Qué el tanto hablar en el mundo, no nos haga olvidar el Lenguaje Celeste!

 

Créditos de las imágenes: Jan Arkesteijn

JC del Río

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