Elenco: Ariadna Gil, Sergi Lopez, Ivana Baquero, Maribel Verdú, Doug Jones
Duración: 119 min.
Hay una historia que se desarrolla en dos niveles. En un nivel real (en la España de Franco, donde sus generales enfrentan la Resistencia de los rebeldes izquierdistas) y un nivel simbólico, que es el mundo interior de la joven protagonista. La realidad se enreda con la fantasía y a veces la realidad “simbólica” parece más real. La pieza central de las dos historias es una lucha: la lucha en el mundo real por el poder y la lucha interior por la salvación del alma.
El campo de batalla de estas dos luchas es también similar. En el mundo real es un bosque, mientras que en el mundo interior es un laberinto. Tanto el bosque, que a menudo se encuentra en los cuentos de hadas, como el laberinto, que es más común en los mitos, representan la multiplicidad de la vida. Todos pueden elegir muchos caminos y perderse en ellos, pero cuando se escoge el camino correcto, éste lo llevará a uno a la confrontación con su propia sombra interior, su propio Minotauro o su propio lobo.
En un bosque como éste, todos los seres humanos vienen a vivir su vida y ganar experiencias. La niña, que es la protagonista, es el alma en el plano simbólico. Existe la enseñanza del “alma prisionera” de acuerdo a la Antigua Tradición Esotérica, en la cual el alma debe pasar varias pruebas para ganar su libertad y regresar a su hogar-reino, que es el espíritu. Lo mismo ocurre con esta historia. La niña es una princesa que ha perdido su reino y debe pasar una serie de pruebas con el fin de recuperarlo.
El Fauno desempeña un importante papel en la historia. En la mitología griega aparece como un seguidor del más místico de los dioses, Dionisio. En la Europa septentrional y central lo encontramos como el Dios de la Naturaleza, llamado Ceres o Cernunos, el dios de los cuernos que es tan aterrador y tan hermoso al mismo tiempo, como lo es la Naturaleza misma. Él es quien conduce al alma, ya que es mucho más viejo y le pone las pruebas, pero también le ayuda, siempre y cuando el alma confíe en él sin perder su propia habilidad de distinción.
Se le dan tres tareas. En la primera, el alma debe obtener una llave de una rana que guarda el árbol de la vida. La rana simboliza el renacimiento. Es un anfibio que puede vivir simultáneamente en dos mundos, la tierra y el agua. En el antiguo Egipto las ranas representaban a la diosa Heket, protectora del nacimiento. Así, la primera prueba comienza con la decisión sobre el renacimiento. Es por eso que debe quitarse su ropa bonita, ensuciarse y vencer su coquetería. La vemos cubrirse de barro, que es esencialmente tierra y agua, los dos elementos que componen el cuerpo, la nave que el alma debe ocupar cuando entra en el mundo físico.
En la segunda prueba el Fauno le pide ir a buscar un cuchillo en un lugar. Allí encuentra una mesa llena de alimentos, pero ella no debe comer ninguno ya que está custodiada por un ser poderoso, que nos de naturaleza humana. Ella desobedece la advertencia del Fauno y no es capaz de obtener el cuchillo. Es como otra Perséfone que come de los frutos del Inframundo y queda atada a él. Debido a las acciones de Perséfone tenemos la creación de la naturaleza del ciclo verano-invierno y la diosa parece morir y renacer en cada primavera. Pero su muerte es sentida solamente por aquellos que caminan sobre la tierra, porque para ella no es otra cosa más que su reinado en otro nivel. Para ella no hay un final y lo es así también para la joven protagonista. Parece que ha fallado, pero en realidad no traía el cuchillo al mundo de los vivos. Ella elige la vida y no la muerte. Ella en efecto desobedece al Fauno, pero esta desobediencia está dentro de los límites de sus acciones. Ella no es un ser de juicio débil ante aquel que la guía. Ella quiere tratar, probar, entender, aún si el precio está en caer del paraíso…
La tercera prueba para que ella recupere su reino es el sacrificio de su hermano menor. El laberinto debe probar la sangre inocente para abrir su puerta. Esta es la prueba más difícil. La niña pierde su paraíso, pues el precio es teñir sus manos con sangre. El Amor y la Compasión han triunfado en su interior. Pero es este mismo sacrifico lo que finalmente forzará a que se abra la puerta. Para que ella salve su alma, debe en última instancia superar aún el egoísmo que la hace querer salvar su alma en primer lugar.
La película termina con la niña en frente de los tres tronos y por sobre ellos brilla un sol de oro. El alma ha regresado a casa y se encuentra cerca de los tres elementos del espíritu: Voluntad, Amor e Inteligencia. Se las arregló para vencer las pruebas frente a ella utilizando estos tres elementos cuando recuerda que ella misma se origina en ellos…
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