Título original |
The body |
Año |
2001 |
Duración |
109 min. |
Director |
Jonas McCord |
Guión |
Jonas McCord (Novela: Richard Ben Sapir) |
Música |
Serge Colbert |
Fotografía |
Vilmos Zsigmond |
Reparto |
Antonio Banderas, Olivia Williams, John Shrapnel, John Wood, Derek Jacobi, Jason Flemyng, Makram Khoury, Vernon Dobtcheff, Ian McNeice, Mohammed Bakri, Sami Samir, Jordan Licht |
Productora |
DP Worldwide / Helkon Media AG / Green Moon Productions |
Después de todo esto y tras siglos de historia, qué queda realmente del cristianismo original y cuanta interpretación subjetiva se ha añadido a su mensaje es algo difícil de saber, sobre todo teniendo en cuenta que no existe ni un solo documento no cristiano que corrobore esta historia dos veces milenaria, una tradición narrada de padres a hijos y que no fue empezada a redactar por escrito hasta más de veinte años después de la muerte de Jesús. Para los judíos Jesús no fue el Mesías verdadero, para los musulmanes tan sólo es un profeta más de los muchos que se anticiparon a la llegada de Mahoma, los mismos cristianos están tan divididos en sus creencias que es difícil definir claramente la naturaleza de Jesús. Pero ¿qué es Jesús para la ciencia contemporánea?
El interés que los textos bíblicos han suscitado en la arqueología no es nada nuevo. Fuente inagotable de información, los relatos de la Biblia han sufrido severos juicios de los científicos e historiadores para los que este texto sagrado ha pasado de ser la única verdad indiscutible existente sobre la Tierra, a considerarse un documento históricamente poco fiable en muchos aspectos. Universidades de todo el mundo, tan prestigiosas como las de Harvard, Boston, Duke o Princeton, han creado departamentos especiales dedicados al estudio de la Biblia desde un punto de vista histórico. Un terreno de arenas movedizas en el que se entremezclan peligrosamente ciencia y fe. Las controversias en ese sentido se han sumado unas a otras: existencia histórica de Jesucristo, presencia real y esclavitud de los israelitas en Egipto y un largo etcétera al que se añade la polémica avivada por la aparición de manuscritos como los del Mar Muerto, en Israel, o los de Naha Madi, en Egipto, y la al parecer evidente ocultación de una gran parte de sus contenidos a la opinión pública.
Como parte del interés milenarista que se suscita últimamente en Hollywood por los temas religiosos, aparece en nuestras pantallas esta interesante cinta de Jonas McCord, interpretada por nuestro inefable Antonio Banderas que una vez más parece querer dar un giro a su carrera norteamericana a cada nueva película que protagoniza. En esta da vida a Matt Gutierrez, un jesuita salvadoreño encargado por la Iglesia católica para investigar el hallazgo arqueológico de una tumba de la época de Jesucristo, encontrada en el centro de la ciudad de Jerusalén por una arqueóloga israelita llamada Sharon Golban. Un descubrimiento sorprendente de imprevisibles consecuencias.
Pocos minutos después de comenzar la película, descubrimos lo que ya venimos sospechando desde el principio: las evidencias de la excavación parecen demostrar que la tumba no es ni más ni menos que la del propio Jesucristo. Y aunque haya muchos que podrían pensar que de ser cierto, un hallazgo así sería algo maravilloso, la realidad es que, muy por el contrario, la aparición de su cuerpo mortal desmentiría la resurrección de Cristo y su ascensión a los Cielos y por lo tanto, su naturaleza divina, algo que haría tambalearse a la religión cristiana desde sus propios cimientos. Este punto de partida lleva automáticamente al debate sobre si, de confirmarse un hallazgo semejante, se debería hacer público tal hecho y cuáles serían las consecuencias del mismo: desesperación de los creyentes, incredulidad de quienes de todas formas no consentirían en admitirlo, revisión de las creencias defendidas durante dos mil años o simplemente la llegada del anticristo que ha de dar fin a todos los tiempos. Sin lugar a dudas la película obliga a la reflexión y no faltarán tampoco quienes se sientan ofendidos por su mensaje. Pero merece la pena verla
Las tensiones entre israelíes y palestinos, el integrismo de un signo y de otro, los intereses políticos de la Iglesia y el enfrentamiento entre racionalismo y religión, dos gigantes aparentemente irreconciliables, sirven de telón de fondo a esta interesante película, íntegramente rodada en una Jerusalén convulsionada realmente por el odio interracial, el fanatismo religioso y la incomprensión entre los pueblos.
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Un error:
Hay dos peliculas llamadas "El cuerpo".
Una es la traduccion de "The Body", con Antonio Banderas.
La outra es de la imagen que esta publicada, que es una pelicula de policia.
Muchas gracias, Vitor. Obrigado!
Efectivamente hubo una confusión al gestionar la imagen de la película que ya he subsanado.