Nuestra Universidad se ha suicidado porque ha matado dentro de sí lo que tenía de “universitas”, de universal, de lugar donde se impartía el saber en el más amplio sentido de la palabra. Ha pasado a ser hoy el lugar donde se da una enseñanza técnica o profesional, encaminada a ser en el futuro la base de remuneración del individuo. Ortega decía que la Universidad había perdido su afán de investigación y de saber, quizás, absorbida por la excesiva demanda de técnicos y profesionales que necesita una sociedad tan tecnificada como la nuestra. Hoy ese especialista ha sustituido al maestro con una visión más global sobre el mundo. El hombre atomizado sustituye al sabio.
Sin embargo, hay una esperanza, la de las instituciones, fundaciones, asociaciones, organizaciones, agrupaciones profesionales, grupos empresariales, etc. En definitiva, cualquier tipo de entidad que se preocupe por financiar, agrupar o estimular la inventiva y la creación humanas. De este tipo de entidades que a veces son desconocidas para el gran público, porque falla a menudo el intermediario –el periodista–, que canaliza el mensaje entre comunicador y receptor.
Hoy vamos a hablar de una de estas entidades, que, sin afán de lucro, y sin pretender ningún tipo de proselitismo ideológico, pretende estudiar al hombre a través de cuatro materias: Filosofía de la Historia, Sociopolítica, Ética y Filosofía.
Se trata de la organización internacional Nueva Acrópolis. Su director y fundador, Jorge Livraga Rizzi, nos habla sobre el enfoque que dan a sus estudios.
–El nombre de Nueva Acrópolis responde a nuestra idea, propone un encuentro entre el Este y el Oeste, entre el pasado y el futuro en una nueva ciudad. Extraemos nuestros conocimientos del orientalismo y del occidentalismo.
–¿Cuáles fueron los motivos, las razones o los ideales que le movieron a fundar Nueva Acrópolis?
–Hace diecisiete años, estando en Buenos Aires, sentimos la necesidad de poner en contacto a la juventud con elementos de filosofía clásica. La Universidad informa, pero no forma. La juventud está capacitada para una convivencia. Nos propusimos construir una juventud nueva y mejor. Nueva Acrópolis, con sus enseñanzas, se opone a cualquier forma de materialismo. Somos aconfesionales y respetamos cualquier religión o ideología. La denominación de organización internacional está justificada por su presencia en catorce países: Argentina, Uruguay, Brasil, Chile, Bolivia, Perú, Colombia, México, Venezuela, Suiza, Italia y, por supuesto, España, con filiales en Madrid, Sevilla, Granada, Cádiz, Córdoba y Málaga.
–¿Qué diferencia existe entre el hombre antiguo, entendiendo este concepto como clásico, y el hombre actual, profesor Rizzi?
–El hombre clásico era, en mi opinión, más imaginativo, más fantástico, menos racional, más fuerte de carácter y el mundo le afectaba menos. En cambio, el hombre de nuestros días está más abierto a nuevas ideas y corrientes, pero somos menos imaginativos. Tenemos una vida feliz gracias a la técnica, pero hemos perdido otras cosas: el sentido de la muerte; el hombre actual se aferra a la vida, teme mucho más a la muerte, el egoísmo y los instintos florecen de una manera brutal en este en una sociedad de masas, donde predomina la historia colectiva. Este amontonamiento en megalópolis va contra la cultura. Por eso creo que no es útil la “ciudad universitaria”, por lo que tienen de concentración y de grandes masas estudiantiles.
–¿Cuáles son sus aspiraciones para el futuro?
–Canalizar a la mayor parte de los jóvenes para que cuando se produzca la ruptura generacional, de la que tanto se habla, estos tengan unas bases profundas de conocimiento, que le ayuden a no perderse en el vacío de una sociedad materializada.
–¿No cree que es seguir un poco la moral del “boy scout”, cuando están levantándonos alrededor de la juventud todos los movimientos de contracultura, no exentos de enfoques nihilistas?
–Siempre que aparece algo nuevo hay que etiquetarlo de acuerdo con nuestros propios esquemas. En realidad, lo que pretendemos es capacitar al pueblo, y para ello empezamos con la juventud, que busca y tiene afanes de superación.
Ponemos punto final, porque el avión con destino a París, para dar una conferencia en la Sorbona, no espera por un pasajero, el profesor Jorge Livraga Rizzi, arqueólogo y filántropo.
Entrevista realizada por Paloma Avilés. Publicada en el diario Arriba, el martes 27 de enero de 1976.
Créditos de las imágenes: Christian Ferrer
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