Símbolos

Simbolismo de… las joyas

Las principales gemas o joyas y el sentido simbólico popular asociado a ellas datan de la más remota antigüedad. Así por ejemplo, el ágata se considera símbolo de salud y longevidad; la amatista, de profundo y puro amor; el berilo, de felicidad; la calcedonia, de melancolía; la esmeralda, de inmortalidad; el granate, de poder y victoria; el jacinto, de modestia; el jaspe, de valor y discreción; el ónice, de felicidad conyugal; la perla, de inocencia y pureza; el rubí, de caridad y divino poder; el zafiro, de constancia y virtud, y la turquesa, de prosperidad. En la mayor parte de las tradiciones, las joyas significan verdades espirituales. Las piedras preciosas que aparecen en las vestiduras de las princesas, los collares y pulseras, así como todas las joyas bien guardadas en estancias escondidas, son símbolos de poder y del conocimiento superior.

La situación de las joyas en cavernas alude a la sabiduría que tenemos escondida en el seno del inconsciente y hay que ir a buscar. En los tesoros custodiados por dragones se alude a las dificultades y a la lucha por alcanzar esa sabiduría, que no debe concebirse como ciencia en el sentido de una erudición impersonal, sino como la suma de experiencias y conocimientos ligados indisolublemente a lo vivencial y evolutivo. Mircea Eliade señala que los emblemas metafísicos, guardados y defendidos por serpientes o dragones, se transforman en joyas que adornan la frente, los ojos o la boca de estos ofidios.

Históricamente, las joyas han sido usadas siempre como adorno, tanto por las mujeres como por hombres de todo el mundo. Son complementos que van cambiando según las modas y que, por su valor simbólico y decorativo, dicen mucho de la personalidad de cada uno según cuándo y cómo las sepa lucir. Hoy en día son utilizadas casi exclusivamente como adorno personal para ceremonias y celebraciones especiales donde destacan por su simbolismo –como coronas y tiaras para reinas y princesas–, pero también es muy frecuente utilizarlas como regalo a las personas que queremos, como prendas de amor y cariño. Anillos, collares, pendientes, pulseras e incluso relojes-joya, son accesorios que nos ayudan a resaltar la importancia que damos a cualquier evento con el hecho de acudir adornados con estas joyas.

Hoy en día, con el auge de la bisutería, existe la tendencia a utilizar esta –que suele ser más llamativa y vistosa–, y guardar a buen recaudo las joyas auténticas, ya sea en un buen joyero o escondidas en una caja fuerte.

Tradicionalmente, las joyas son símbolos de amor, especialmente cuando se ofrecen como regalo a los seres queridos. El anillo de oro es uno de los más simbólicos por la importancia de su significado, que es sinónimo de compromiso. Los collares, pulseras, pendientes y broches cumplen más una función estética y no suponen más que la voluntad de hacer un regalo a quien queremos o para agradecer algún favor. Realmente la historia de las joyas atraviesa las edades llevándose o actualizando nuevamente los simbolismos transmitidos. Las hay que son utilizadas incluso como talismanes familiares para ejercer una función protectora.

Créditos de las imágenes: Alvaro O'Donnell

JC del Río

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