El disco es uno de los iconos egipcios más antiguos conocidos desde el Periodo Predinástico, hace miles de años. Debido a su referencia solar, ha sido identificado como Amon-Ra, el disco solar alado. Es un símbolo de realeza, de divinidad y poder, no solamente en Egipto sino también en el Cercano Oriente, en la amplia franja de tierra al Este del Mediterráneo, que cobija a la antigua Mesopotamia, Anatolia, Siria y el imperio persa. También se han encontrado variaciones de este símbolo en culturas antiguas de América del Sur y en China, donde simboliza la perfección celeste.
El “disco alado” ha sido uno de los iconos más difundidos de cuantos nos ha legado la antigüedad y que aún puede verse abundantemente en nuestros días. Representa, en el sentido más profundo, la materia en estado de sublimación y de transfiguración. Es el Sol en movimiento y, por extensión, el vuelo, la fuerza capaz de elevarnos con el poder de sus alas. En las pinturas egipcias se ven a veces ocho discos azules en dos columnas de cuatro discos superpuestos sobre un fondo igualmente azul, que simbolizan la profundidad del espacio y la infinitud del cielo. Muchas divinidades egipcias portan como atributo el disco solar, entre ellas Hathor, la gran vaca cósmica, el escarabajo Kepher, el dios Khonsu y también la diosa Isis –la esposa de Osiris y madre de Horus–, aunque el atributo más propio y conocido de Isis es, sin duda, la escalera de tres peldaños sobre su cabeza que, como Diosa-Madre, nos invita a subirlos para alcanzar el cielo.
En la iconografía de la India, el disco es uno de los atributos de Vishnú. Es un arma arrojadiza y particularmente mortífera: “Detén este disco que tú has levantado –dice Shiva a Krishna en el Harivamsa–, este disco irresistible es el terror de las batallas.” A la entrada de los templos hindúes aún se siguen colgando discos que brillan a la luz del Sol y se mueven con el viento como trofeos en recuerdo de los héroes y también como ofrenda a los dioses.
El disco es, por su forma redonda, un emblema solar, pero también es un símbolo planetario y lunar. Representa la fuerza mental, el poder de manifestación y de creación, la posibilidad de destruir la oscuridad primigenia con su fuerza iluminadora y de paliar la ignorancia con su poder regenerador.
El disco solar alado existía en Egipto incluso durante el período Predinástico en forma de unas alas de halcón rodeando la esfera del mundo. Era una barca solar que se unía a estas alas y que más tarde, en la V Dinastía, se transformó definitivamente en el disco solar. Durante este tiempo, además de un símbolo solar, era símbolo del mundo celeste, siendo luego también un aspecto de Horus, el dios protector de la realeza y la personificación del gobernante divino en todo Egipto. En el Imperio Nuevo, Horus en forma de disco solar es usualmente flanqueado por el oreus en ambos lados (Nekhbet y Wadjet) cuando se dirige a la batalla. En el Papiro de Leiden está escrito:
“¡Soy el Disco cada día! ¡Soy Eternidad, he surgido de Nun y mi alma es Dios!
Créditos de las imágenes: www.decorarconarte.com
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