¿Es posible recuperar al ser humano hacia una vida más virtuosa y propiamente humana?
Para introducirnos en el tema podemos dar un ejemplo real e interesante de aplicación de los valores en la problemática del mundo actual que sucedió en la década de los 80s, en la ciudad de Nueva York donde los indicadores de violencia alcanzaron su marca histórica más elevada del siglo XX con relación a homicidios, pandillas, drogas, robos, graffiti, etc. Sin embargo, en la década de los 90s estos mismos indicadores de la violencia cayeron en picado. ¿Qué ocurrió? ¿Cómo lo hicieron?
Esta teoría no tiene nada de nuevo ya que hace 24 siglos el filósofo Platón investigó los fundamentos de la Ética, tanto individual como colectiva, enseñando que en su esencia no difieren, y su aplicación en lo colectivo llega a ser la Política. En uno de sus diálogos llamado “Menón”, o de la virtud, Platón realiza, por boca de su maestro Sócrates, preguntas inquietantes respecto de las virtudes: ¿Se puede enseñar la virtud? ¿Cómo enseñarla? ¿Quién puede enseñarla? Las respuestas que él encontró no son menos inquietantes que sus preguntas, llegando a la conclusión de que la virtud no se puede enseñar como lo hacemos con un conocimiento técnico, como el tejer, cultivar, construir o tocar un instrumento. Por otra parte, el que una persona sea virtuosa no garantiza que pueda enseñar la virtud a otros, como el ejemplo que nos da de Pericles con sus hijos.
Concluye Platón que la virtud no se puede manejar con las manos de nuestro cuerpo físico, como las técnicas arriba mencionadas, sino que requiere, por así decirlo, ser manejada con las manos del alma humana, cuya misma esencia son las virtudes y por lo mismo, solo se requiere que se las recuerde, que se tenga una reminiscencia. Así es que más que enseñar la virtud, para Platón se trata de poder recordarla, de hacernos recordar que somos seres humanos y que nuestra prioridad es el desarrollo de las virtudes, fuerzas o poderes latentes del alma misma que nos permiten nuestras correctas valoraciones y relaciones hacia los bienes superiores, y no sobrevalorar bienes secundarios, es decir, los objetos materiales que tenemos en común necesidad con el mundo animal.
Siguiendo el pensamiento de Platón y volviendo al ejemplo inicial sobre la epidemia de violencia en la ciudad de Nueva York, entendemos que los cambios estéticos e higiénicos que se realizaron allí, en el ambiente de diaria convivencia ciudadana, deben haber hecho recordar a sus habitantes su dignidad, su naturaleza humana fundamental. En esta interesante experiencia cívica que abarcó un colectivo de varios millones de personas, no se enseñó ética, no se dieron clases a los delincuentes, a los marginados ni tampoco a los ciudadanos más tranquilos, sino que se hicieron cambios introduciendo nuevas valoraciones de las cosas y el entono y se puso a los individuos en estas nuevas condiciones que les permitió esta recuperación de su condición humana.
También podemos citar otro ejemplo histórico de grandes proporciones como fue el Renacimiento y el rol fundamental que tuvo la estética y la higiene en un cambio tan radical y difícil como fue la transición de las malas condiciones de la vida medieval a las modernas.
En estos y otros muchos ejemplos vemos el rol fundamental que tiene la estética y la higiene para provocar la reminiscencia en los seres humanos, derrotando a su gran enemigo que es el olvido de su verdadera naturaleza esencial, de la virtud y la belleza interior como expresiones de su ser.
La Estética tiene aspectos de forma y contenido que nos pueden dar valiosos instrumentos para guiar nuestro esfuerzo para provocar el recuerdo o reminiscencia de la virtud tanto individual como colectiva.
Por ejemplo, las investigaciones realizadas en el campo de la musicoterapia han puesto al descubierto que ciertas formas musicales alteran negativamente al ser humano, incitándolo a la violencia y alejándolo de la salud, el equilibrio y la virtud. Las formas musicales más potentes para provocar la reminiscencia tienen relación con los sonidos de la naturaleza y el folclore, o con las formas del arte sagrado de todos los pueblos de la tierra. De la misma manera, tanto en la pintura como en la danza y el teatro, estimulan con ciertas formas la reminiscencia de las virtudes y otras formas, que por el contrario, estimulan la violencia, como desgraciadamente predomina en el mundo de hoy.
En cuanto al contenido, es decir los temas, deben referirse a los intereses del alma humana, que son los que se quiere hacer recordar como prioritarios por sobre los que interesan al cuerpo físico, tan explotado y promovido actualmente. Desafortunadamente los temas que interesan y fortalecen el alma fueron sistemáticamente eliminados de los planes de estudio en la segunda mitad del siglo XX, siendo uno de los principales causantes de la decadencia y de los graves problemas que ahora nos están precipitando a una nueva Edad Media.
La actual velocidad de vida de los seres humanos no es de progreso, como se hace creer, sino de caída libre.
Hay que retomar los temas importantes para la reminiscencia de nuestra alma, que nos permiten recuperar nuestra naturaleza virtuosa y que son entre otros:
Precisamente estos son los temas que escasean en los contenidos de las artes actuales, generando millones de almas escuálidas, sin carácter, almas “light”, de mantequilla untada en cuerpos violentos.
Hemos visto los aspectos más importantes de la Estética. Ahora veremos los de la Higiene. Bajo este término incluyo orden, mantenimiento y limpieza. Aunque parecen aspectos más materiales que los de la Estética, tienen un gran poder, incluso me atrevo a decir que son pre-requisitos en la formación de cualquier aprendiz en el arte del buen vivir.
El gran peligro por evitar en estos trabajos de la Higiene es caer en la rutina, el automatismo que activan el mecanismo del olvido y la inconsciencia. No debemos olvidarnos de que el objetivo principal de estos es provocar la reminiscencia de nuestra alma hacia la virtud.
Las dos grandes enseñanzas que se recogen de todos los grandes maestros de virtud en la historia para que tengamos el éxito, del que ellos son ejemplo de vida, son por una parte, tener pocas cosas que cuidar; y por la otra, amarlas y tratarlas con cariño como si fueran seres vivos. También ayudan una actitud serena, ceremoniosa, que destierre el estrés de nuestras relaciones con los objetos materiales. La promoción exagerada del “deséchelo después de usado” nos ha llevado a la deshumanización global de las sociedades actuales donde las amistades son de un día, los amores de fin de semana y las familias no duran ni lo suficiente para ver llegar los hijos a la adolescencia.
Así como hace cinco siglos el regreso al estudio de los clásicos provocó el surgimiento de ese movimiento histórico renacentista conocido como el Humanismo, que nos sacó de la pasada Edad Media, hoy debemos retornar a los clásicos para inspirar un nuevo Renacimiento.
Bibliografía:
Platón: La República, Menón.
Gladwell, Malcolm: El punto clave
Créditos de las imágenes: Sean Stratton
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Que hermoso texto, manera de exponer las ideas, y bastante inspirador para entender el valor de esa belleza que nos une, nos inspira y nos acerca a los demás y a las leyes de la Naturaleza. ¡Solo gracias!