De entrada, creo que debemos diferenciar lo que llamamos “éxitos” de lo que se considera un verdadero “triunfo”.
El éxito llega a través del resultado feliz de un asunto en el que hemos intervenido, o de los actos que hemos llevado a cabo para conseguir determinado fin. Pero realizar algo con éxito no significa ser un triunfador.
El triunfo es algo más complejo, pues no reside en las cosas sencillas, sino en alcanzar metas más elevadas gracias a la superación de dificultades más grandes. Y por eso se relaciona de manera natural el triunfo con la vida, el bien más preciado que se puede poseer, y se resume en la frase que marca el gran objetivo de los seres humanos: “triunfar en la vida”
Pero ¿qué es triunfar en la vida? Nos han hecho creer que es alcanzar una enorme cantidad de posesiones de todo tipo, o una comodidad que nos acerca a la felicidad sin tener que efectuar el más mínimo esfuerzo.
Yo no pienso así. En todo caso, desde la opinión de un filósofo, se trata de alcanzar lo más puro y elevado que seamos capaces de concebir, y… queridos amigos ¿hay algo más puro que los sueños del alma? ¿hay algo más grande que descubrir los secretos de la vida? La mayoría de los seres humanos, en su infancia, sueñan los sueños más puros: nadie quiere ser una persona normal, se ama la vida aventurera, se quiere ayudar a los demás, se lucha contra la injusticia y la ignorancia. En la época de los ideales, somos como una flor que se abre y quiere atrapar toda la luz, escalar los montes más altos y encontrar los valles más hermosos.
¿Por qué renunciar a todo esto? Puede ser que triunfar en la vida consista en no traicionar nuestros ideales de juventud y no correr detrás de los espejismos de este mundo ilusorio, porque una vez alcanzados, se desvanecen en nuestras manos como un puñado de arena.
Tal vez el triunfo resida en nuestro interior, y se manifieste como una fuerza que nos impulsa a seguir tras nuestros sueños, a pesar de las caídas, del dolor y del esfuerzo que eso supone. Quizás triunfar sea rebasar los árboles caídos que nos impiden el paso, y seguir avanzando hacia el horizonte, más lejos, siempre más lejos.
Para encontrar la llave del triunfo hay que ser valiente y saber amar, hay que osar y querer, ¡pero de verdad! Pues esa llave está dentro de nosotros y, por tanto, encontrarla depende de uno mismo. De un valor para empezar a recorrer caminos desconocidos. De un amor que no pueda apagarse con las miserias humanas.
Necesitamos estar sanamente tensionados, que no tiene que ver con tener un mal carácter ni mostrar un incontrolable nerviosismo. Tiene que ver con encontrar un estado natural de atención, que podamos aplicar en cualquier momento y en toda situación. Una tensión que nos mantiene alertas para descubrir las oportunidades de la vida y para aprovecharlas.
Si estamos atentos, descubriremos que la vida nos va mostrando una serie de puertas. Y toda puerta tiene su llave para abrirla. La llave del triunfo está en ti.
Quien nunca descansa,
quien con el corazón y la sangre
piensa en lograr lo imposible,
ese triunfa.
I Ching
Créditos de las imágenes: Everyday basics
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