El miedo es un estado psicológico del alma y también un mecanismo instintivo natural que promueve la elevación de las defensas. El Pensador del Universo al que llamamos Dios, lo ha incluido en sus sistemas de sobrevivencia de todos los seres. Mezcla misteriosa de experiencia y de prevención, acude en ayuda de los amenazados de múltiples maneras. Su finalidad es la perduración de los individuos y de las comunidades.

El miedo pintó ojos de búho en las alas de las mariposas nocturnas para espantar a los pájaros que las destruyen. Dio al camaleón la posibilidad de cambiar de color para pasar desapercibido sobre el terreno en que vive. Eriza el pelaje de los felinos para que parezcan más grandes. Hace que el calamar se pueda disimular en una nube de tinta que oscurece el agua. Inmoviliza, dando apariencia de muerte, a los insectos cuando perciben un gran enemigo cerca. Enseñó a las garzas a sostenerse sobre una sola pata y así ofrecer menos resistencia a las corrientes de agua que podrían arrastrarlas; promovió el diseño de las plumas de las aves, la corteza de los árboles y la flexibilidad de los juncos.

Por miedo a los mares el hombre inventó barcos; y por miedo a los ríos, tendió puentes.

El miedo a la congelación le inspiró sus vestimentas y el de las insolaciones, las sombrillas y cubrecabezas. El miedo a las enfermedades le hizo buscar las adecuadas medicinas; el temor a la fuerza de las bestias, sus primeras armas; y la muerte lo llevó a una verdad metafísica que estaba encubierta por la desaparición física.

Considerando estos pocos ejemplos y muchos más que el mismo lector puede imaginar, tenemos que deducir que el miedo es bueno, constructivo y progresista.

Pero los antiguos filósofos nos enseñaron, hace miles de años, que todo exceso es malo. Así la falta de miedo fue concebida como temeridad, camino seguro hacia la destrucción. Pero el exceso de miedo es aún más peligroso, pues no solo destruye los cuerpos, sino que envilece las almas, las degrada, les quita alegría e ilusión, las vuelve sucias moralmente, repugnantes, impotentes a toda creación y mejoría. El miedo confunde y estupidiza. La cobardía, o exceso de miedo, convierte al ser humano en una piltrafa, juguete de todas las violencias e injusticias, lo esclaviza y le hace lamer los pies de quienes lo patean. Facilita a cualquier enemigo su destrucción o, lo que es peor, su destrucción total.

En los Misterios, lo primero que se enseñaba al candidato a la Iniciación era el arte de vencer el miedo, el de tornarse valiente, digno y puro. Así, venciendo el miedo, el hombre logró controlarse a sí mismo y abrirse paso entre las adversidades del mundo circundante, en lo físico, psicológico, mental y espiritual.

Venciendo al miedo, hizo el hombre las pirámides de Egipto, el Partenón, el Panteón y Nôtre Dame. Escribió la Ilíada y la Odisea, la Biblia y el Bhagavad Gita, la Divina comedia y el Quijote. Pintó las tablas de mármol de Pompeya, la Capilla Sixtina y La Primavera. Así se compusieron los cantos gregorianos, la Tetralogía de Wagner, la Novena de Beethoven y el Tedeum de Verdi. Se esculpió el Discóbolo de Mirón y la Piedad de Miguel Ángel. Así se descubrió América y pisó la Luna.

Si el miedo es a veces conveniente, el valor es siempre mejor.

Pero hoy, parece que lo hemos olvidado.

Se rinde culto al miedo y las nuevas generaciones son víctimas de todo esto, con sus escapismos pseudopacifistas, sus drogas, su terror por el esfuerzo vivificante, su pánico ante toda forma de compromiso idealista y generoso.

El hombre, en su aberración, ha sido educado hasta en el temor de Dios, cuando Él es nuestro mejor amigo, nuestro Padre; el siempre presente estado de Sobreabundancia, de Amor y de Gracia.

Urge retornar a un espíritu de valor, de aventura, de iniciativa.

 

Artículo aparecido en la revista Nueva Acrópolis núm. 148, mes de abril de 1987

JC del Río

Ver comentarios

  • El miedo ha estado con el hombre desde que puebla este planeta, pero este mismo hombre no lo ha vencido del todo pero si que lo ha controlado, porque de lo contrario el hombre no se habria aventurado en el profundo y negro universo.
    El miedo extremo es paralizante, quien no lo ha sentido alguna vez, la vida esta llena de incertidumbres y eso nos causa miedo, no tenemos alternativas, quien no ha tenido miedo de perder su trabajo o de salir mal en un examen importante y asi por el estilo.

  • "Por miedo a los mares el hombre inventó barcos; y por miedo a los ríos, tendió puentes"

    Siempre tan poético y certero el Professor Jorge A. Livraga, sus palabras son bastante e inspiradoras, gracias por compartir con nosotros sus escritos y los de muchos otros.

  • Maravilloso artículo, de enseñanzas necesarias como el respirar, y alentado por las Musas, de tan bello y poético.
    El miedo es la gran pandemia de la humanidad actual, y la que nos convierte en cómplice de quienes manipulan, explotan miserablemente, siembran el odio, y han convertido la dignidad humana en un fantoche, en una piltrafa. El primer objetivo de la educación debía ser enseñar a vencer el miedo, a no dejarse sofocar por él, sin eso todo lo demás carece ya de importancia.

  • En 2013 fue alumna de la Escuela, soy brasileña pero casada con peruano viví en Peru Cusco por aproximadamente 3 años tuve alto conocimiento en Filosofia,adquiri experiencias maravillosas y en mi opinión el miedo hace parte de lo crescimento humano tiene el punto negativo y también el positivo de tener ese sentimiento! Yo no tengo miedo de nada,case nada,para mi el miedo hace parte de nuestro crescimento espiritual.saludos desde Brasil sou fã de usds...

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