No cabe duda que la saga Juego de Tronos, literaria o televisiva, se ha convertido en un fenómeno de masas que se presta a multitud de interpretaciones diferentes. La intención de mi análisis es descubrir algunas claves simbólicas que nos permitan saber un poco más sobre nosotros mismos, ya que estos personajes responden a diferentes arquetipos que son muy propios de toda alma humana.
Comenzaremos la historia por los orígenes, en los que se revela el recuerdo ancestral de unos tiempos míticos, que dejaron su impronta como una especie de Edad de Oro, semejante a la de muchas leyendas antiguas. Desde esos tiempos míticos, encontramos a la familia Targaryen, originaria de Valiria. Vamos a ver que a lo largo de todo el relato se habla del acero valirio, del fuego valirio… Todo lo que es valirio hace referencia a unos conocimientos extraordinarios que se han perdido, y que están asociados a la magia y al poder de dominar a los dragones, extinguidos desde hace mucho tiempo, símbolos de esa sabiduría desaparecida. La ciudad de Valiria es destruida por un cataclismo, que da comienzo al peregrinar de la familia Targaryen y su llegada a Roca Dragón, la isla donde se instalan y desde donde comienzan la conquista de los Siete Reinos.
El primer rey Targaryen es Aegon, que lucha contra los Siete Reinos y los conquista. Y la victoria obtenida, genera uno de los símbolos fundamentales de la serie: las espadas de todos los vencidos son fundidas en una sola pieza por el aliento de un dragón. Así aparece el Trono de Hierro, ese trono erizado de espadas, que representa el poder único de un solo rey sobre todos los territorios.
Desde esta unificación inicial, comienza una larga decadencia que dura cientos de años, en los que los reyes de la familia Targaryen va sucediéndose en el tiempo, mientras paralelamente va a aparecer una segunda línea bastarda, los Baratheon. En el comienzo de la serie, Robert Baratheon es el rey porque los Siete Reinos se habían unido en torno a una idea común: derrotar a Aerys II Targaryen, apodado “el rey loco” por su crueldad y su gobierno despótico.
Sin embargo, Robert Baratheon es incapaz de parar el deterioro que se está produciendo en el reino. Lo que permite que a su alrededor se reúnan personas ansiosas de poder, que disfrutan de privilegios y extienden la corrupción. Ante este escenario, Robert Baratheon pide ayuda a su buen amigo Nedd Stark, compañero de armas. Y una vez en la capital del reino, le nombra Mano del Rey, lo que no es bien recibido por los nobles corrompidos, que ven como un hombre bueno y justo puede hacer peligrar sus intereses. Esto desencadena las caídas de Robert Baratheon, en primer lugar, y de Nedd Stark y su familia en segundo, provocadas por la reina Cersey Lannister, esposa de Robert y madre del joven y caprichoso Joffrey Baratheon, personificación de la vileza y el deseo desmedido de poder.
Aquí tenemos dos formas de ver el mundo. Por un lado están los Stark, que representan la sencillez rural y la coherencia con un ideal de nobleza que intenta vivir de forma honesta. En sus dominios se aprecia cierta prosperidad, producto del esfuerzo y el trabajo con las manos, y son fieles a los cultos antiguos. Los Lannister, en cambio, van a ser todo lo contrario. Ellos representan el dominio de la burguesía corrompida, el ejercicio arbitrario del poder. Viven para el placer y la fama. Son bellos, tienen éxito, pero también son corruptos y malvados. Es la lucha eterna entre el bien y el mal; entre el poder interno, que nace de la superioridad moral, y el externo, que es fruto de la ambición. Y esta lucha va a ser clave en el desarrollo de la historia: el poder que se ejerce sobre los demás y el poder que ejercemos sobre nosotros mismos.
La búsqueda del poder interno es el motivo del viaje del héroe, que despierta la conciencia a la necesidad de dar sentido a la existencia. Los intereses particulares del héroe se ven relegados ante una misión más importante que él mismo. Y en la medida en que el héroe avanza hacia esa misión, lo hace también hacia la conquista de su ser interior.
Mientras que, por otro lado, el ejercicio del poder externo determina tres tipos de personajes diferentes en nuestra historia: los que ejercen el poder, los que sirven al poder y los que son víctimas del poder.
Analicemos, en primer lugar, a los que ejercen el poder.
Otro personaje que ejerce el poder es Stannis Baratheon, el hermano del rey Robert Baratheon, que inicia la conquista de Desembarco del Rey porque se considera el rey legítimo, mientras que Cersey, pone rápidamente en el trono a su hijo Joffrey, después de haber provocado indirectamente la muerte de Robert, al drogarle estando de caza.
El joven rey Joffrey, es el prototipo de la persona perversa, que siente un placer sádico ejerciendo la tiranía. Representa el poder absolutamente cruel, que solo mira por su propia satisfacción. Destruye a la familia Stark, porque Nedd Stark es un hombre justo, que podría poner freno a sus ambiciones.
Lo mismo pasa con Ramsy Bolton, Ramsy Nieve al principio, el bastardo de la casa Bolton, que reina sobre Fuerte Terror. Es despiadado, no duda en matar a su padre y a su hermano recién nacido. También convierte a Theon Greyjoy en Hediondo, tras torturarle despiadadamente y mutilarle. Hediondo es una piltrafa sin voluntad, que sigue a Ramsy a todas partes y le obedece en todos sus caprichos y barbaridades, aterrorizado por lo que le ha hecho y por lo que aun le puede hacer.
Ahora sigamos con los que sirven al poder.
Primero están los que sirven al poder por propia conveniencia, por los privilegios y el estatus social. El Gran Maestre Pycelle, consejero en Desembarco del Rey, aparece como un anciano bondadoso, pero en realidad es un corrupto y un sátiro.
Encontramos también a Lady Melsandre, la Sacerdotisa Roja que acompaña a Stannis Baratheon y utiliza sus artes mágicas, quemando a todo el que le parece un hereje, invocando un nuevo monoteísmo fanatizado.
En segundo lugar, tenemos a los que sirven al poder por propia supervivencia. Han sido víctimas del poder, y ahora asumen disfraces con los que parecer algo que en realidad no son. Y en muchas ocasiones se sumergen en la propia corrupción para desahogar sus frustraciones.
Pero, conforme avanza la serie, iremos descubriendo su verdadera naturaleza: una persona de enorme corazón que necesita amar. Vemos como al principio proyecta ese amor hacia una cortesana, que termina traicionándole con su padre. Y cómo, finalmente, encuentra la razón de su existencia al proyectar ese afecto en la exiliada y perseguida Daenerys Targarian, aspirante legítima al Trono de Hierro. Y es él, probablemente, el que la convierte en una verdadera reina.
Una figura muy parecida es la del consejero Vadis, el eunuco, que también huye de Desembarco del Rey, y que al servicio de Daenerys se quita el disfraz que le ha permitido sobrevivir. Es curioso que, cuando estas personas encuentran un buen rey, se transforman, porque abrazan una causa por la que luchar, una causa a la que servir.
Otro de los personajes más entrañables de la saga es Brienne de Tarth, la dama guerrera, con su armadura y su gran espada, que rompe el estereotipo de la dama de cuento de hadas. Es poseedora de un corazón brillante que refleja la nobleza y la fidelidad a un juramento. Una vez que ha decidido a quién servir, no le importan ni su bienestar ni su vida, con tal de cumplir su misión. Es ella la que enseña a Jamie Lannister cómo redimirse, al mostrarle lo que podría haber llegado a ser, si se hubiera esforzado en lugar de dejarse llevar por la dejadez y los placeres.
Entre los que sirven al poder, quiero referirme a Petyr Baelish en un apartado especial. Al principio regenta un prostíbulo, y parece que ayuda a todo el mundo, pero en realidad es un camaleón amoral que solo trabaja por su propio interés. Va enmascarado de aliado de todos, muy propio del mundo en el que vivimos, pero solo vive para sí mismo y para la satisfacción de sus deseos y ambiciones. Es el tipo de persona cuya única meta es adquirir el prestigio social que necesita para su garantizar su éxito, aprovechándose de las circunstancias ajenas. Probablemente es el peor de los malvados, porque su maldad es consciente y además pasa desapercibida.
Y finalmente llegamos a las víctimas del poder.
La primera víctima del poder es el pueblo, que se encuentra sumido en la miseria y en la ignorancia. Gente que muere por los conflictos y por el hambre, incapaz de cambiar la situación que se ven obligados a soportar.
Otras víctimas del poder son los hombres justos, nobles y leales, que buscan el bien común más allá de sus propios intereses. El más interesante probablemente es John Nieve, bastardo de Nedd Stark, que sirve a la Guardia de la Noche, orden que vela por la protección del muro que separa el mundo de los muertos, donde está el verdadero peligro para todos. Aunque ha pasado tanto tiempo que ya nadie se acuerda.
El muro representa nuestro propio muro psicológico. Lo levantamos ante lo que nos causa miedo, ante lo que no nos gusta o no entendemos. Cuando se levantó el muro, algunos se quedaron del otro lado. Ellos son los salvajes. John Nieve es el hombre que une civilizaciones, que ve el valor de las personas de uno y otro lado. Y sabe que todos están sometidos al mismo peligro. Aunque más tarde veremos que del otro lado del muro también están las claves, la sabiduría que permitirá la recuperación de la magia.
Tras presenciar la muerte de su padre, Sansa y Arya Stark, demuestran dos formas diferentes de enfrentarse al dolor. Por un lado, Sansa padece el sufrimiento humillante y desesperanzado de quién no sabe ni reconocer ni cómo enfrentar las pruebas de la vida. Y desde aquí comenzará su largo viaje hacia la madurez. Por el otro, Arya encarna el prototipo de la venganza despiadada. Pero toda venganza tiene un precio. En la orden de los Hombres sin Rostro le obligan a renunciar a su identidad, y Arya deberá protagonizar su propio viaje de ida y vuelta a los infiernos para definir quién es, más allá del odio que siente.
Mientras que Daenerys representa el poder guerrero, su contraparte mística va a ser Bran Stark, el niño que queda tullido al escalar una torre que tiene prohibida. Es el símbolo del alma inmortal intentado acceder a un conocimiento que todavía no le corresponde. Ve algo que no debe ver, el incesto de Cersey y Jamie Lannister, que lo empuja del torreón para matarlo, y su ascenso se convierte en una caída. Tras lo cual se convierte en alguien sin posibilidad para caminar por la tierra, y necesita de la ayuda de Hodor, el gigante tontorrón. Es como en los mitos antiguos de Purusha y Prakriti, Osiris y Seth, Gilgamesh y Enkidu. Bran y Hodor representan la dualidad espíritu y materia, la conciencia unida a la fuerza.
Al principio, él solo quiere volver a andar, pero este anhelo personal termina convirtiéndose en una misión para salvar a la humanidad. Encontramos en él a otra figura que tiende puentes, pero esta vez entre la tierra y el cielo. Llega al árbol sagrado que florece aunque esté rodeado de nieve, un lugar donde no pueden acercarse los caminantes blancos, los muertos vivientes. Su maestro le revela: “Tú nunca vas a volver a caminar, tú estás predestinado a volar”. Y así, Bran se convierte en el cuervo de tres ojos. Un ser con capacidad para ver la causa de la guerra, para conocer la historia de los antepasados… De esta forma comprende… Es el viaje de realización mística. Y seguramente, aquí encontraremos las claves para resolver los terribles acontecimientos que aún están por llegar, con el estreno de la última temporada de la serie, que todos esperamos con impaciencia.
Créditos de las imágenes: Global Panorama, Cisneros Gordon, Aumanack Diversão sem limite, 7STRONGEST
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Buen artículo. Hace tiempo que estaba esperando uno de "Juego de Tronos", es una serie que tiene varios símbolos y representaciones. Sin embargo, debe ser vista e interpretada con el mayor criterio posible. Saludos desde Venezuela.
Muy interesante!