Un día el mulá Nasrudín fue a un baño turco, pero como estaba tan mal vestido, los asistentes no le prestaron mucha atención. Le dieron solo un poco de jabón, un trapo para cubrirse y una toalla vieja.
La semana siguiente, regresó. Esta vez, lo trataron como a la realeza y le entregaron toallas bordadas y un paño de seda. Después de ser masajeado y perfumado, salió del baño, entregando a cada asistente la moneda de cobre más pequeña posible.
“Esto”, dijo el mulá, “es por la última visita. Las monedas de oro son para hoy.”
El hielo es agua congelada que, en sentido general nos transmite –de manera casi obvia–…
Acceso a revistas digitales de descarga gratuita, promocionadas por la Organización Nueva Acrópolis en Costa…
La generación Z, que ha crecido con los videojuegos y los teléfonos móviles, ha ganado…
El compromiso que he asumido en esta ocasión es el de intentar hablar sobre nuestro…
Existen dos grandes focos de altas culturas donde podemos percibir simbolismos, si bien estos existen…
Una vez preguntaron a Aristóteles: —¿Nunca has mentido tú? El filósofo respondió: —Sabiendo que mentía,…