Sócrates gozó siempre de la admiración y el respeto de sus discípulos, algunos, como Platón, Aristipo y Antístenes, creadores ellos mismos de sendas escuelas filosóficas.
Menos respeto, sin embargo, parece que le tenía su esposa, Jantipa, mujer de áspero carácter y muy irritable. Sócrates decía que la había tomado por esposa precisamente por eso, pues, conociendo su carácter, se había habituado a tolerarla pacientemente con la idea de llegar a la perfección en el dominio de sí mismo y saber tratar con cualquier persona de difícil carácter.
Un día, cansado de la bronca interminable que le dedicaba Jantipa, para no oírla más salió de su casa y se sentó en un escalón de la puerta, pero Jantipa, irritada por no haber podido desahogarse con su marido, se vengó vaciando sobre su cabeza una palangana de agua sucia.
Sócrates se limitó a comentar resignadamente:
– Después de tanto tronar no es extraño que ahora llueva.
Créditos de las imágenes: Rama
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¡Jajajaja! Buen humor Filosófico. Gracias por éstos mensajes. Soy miembro de Nueva Acrópolis-San Cristóbal-Venezuela.
Paciencia que es la madre de todas las ciencias
Me gustaría que agregaran la fuente del dato k