En una ocasión el amo del filósofo estaba enfadado con él y se dedico a torcerle la pierna. Epicteto, calmado y sonriente, le advirtió “la vas a romper”. Y cuando así sucedió el filósofo apostilló: “ya te decía yo que la ibas a romper”.
Créditos de las imágenes: Pasicles
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