Símbolo de paz y prosperidad, de sabiduría y de victoria. Su tronco agrietado y grueso, que aguanta impávido la dureza del clima invernal y los golpes recibidos en sus ramas por los vareadores, que hacen así caer la aceituna para recogerla del suelo, nos habla de resistencia y de generosidad al darles a cambio el dorado y rico fruto del aceite.
Cuenta la tradición griega que el olivo fue un regalo de la diosa de la Sabiduría a la ciudad de Atenas. Se dice que se estableció una pugna entre Atenea y Poseidón por ver cuál de los dos imponía su nombre a la nueva ciudad y, reunidos los dioses, decidieron entre todos que le pondrían el nombre de aquél que le concediera el don más útil.
Poseidón, de un golpe de tridente, hizo nacer el caballo, y Atenea por su parte hizo surgir el olivo. Este fué el que se ganó la simpatía de los dioses y así la nueva ciudad recibió el nombre de Atenas y el olivo quedó para toda la cultura mediterránea como el regalo de la diosa a los hombres.
Dentro de su valor como árbol sagrado y símbolo de victoria al que, según el profeta Isaías, los demás árboles consideran como rey y señor, podemos descubrir estas connotaciones en todas las tradiciones mediterráneas a partir de la antigua Grecia.
Porfirio, en su obra “La Gruta de las Ninfas”, habla del olivo situado en lo alto del puerto de Forcis, en ítaca, como representación del misterio que encierra la descripción del pasaje homérico. En efecto, “el olivo se encuentra plantado junto a la imagen del universo, la gruta, como símbolo de la sabiduría de la divinidad. Porque es la planta de Atenea, y Atenea es la Sabiduría, y puesto que nació de la cabeza de un dios, el teólogo (Homero) encontró un lugar apropiado consagrándolo a la cabeza del puerto, dando a entender con el árbol que este universo no es el resultado de su propio impulso o la acción de un azar irracional, sino la acción de una naturaleza inteligente y de una sabiduría”… “El olivo, árbol de hoja perenne, presenta una particularidad muy relacionada con las vicisitudes de las almas en el universo, a las que está consagrada la gruta”. “También el universo está organizado por una naturaleza inteligente y movido por una sabiduría eterna y siempre floreciente, de la que proceden también los premios de la victoria para los atletas de la vida y el remedio de nuestras muchas fatigas; el que reanima a los desdichados y suplicantes es el demiurgo que sostiene el universo.”
En Roma, en las fiestas de los Idus de Julio en honor de Cástor y Pólux, los caballeros se presentaban con una corona de olivo ciñendo sus frentes, y también existen referencias al olivo como árbol mítico y sagrado, entre otras muchas, en la legendaria civilización de los Tartessos durante el reinado de Tarsis, nieto de Noé, y en los libros del Génesis y el Eclesiastés.
Créditos de las imágenes: Alfaveyron
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Gracias por esta valiosa información. Namasté.