El simbolismo de la Luna se manifiesta en correlación con el del Sol. Sus dos caracteres fundamentales derivan, por una parte, de que la Luna está privada de luz propia y no es más que un reflejo del Sol y, por otra, de que atraviesa fases diferentes y cambia de forma. Por todo esto simboliza la dependencia, así como la periodicidad y la renovación, los ritmos biológicos, la transformación y el crecimiento.
También representa el lado oscuro e invisible de la naturaleza; el aspecto espiritual de la luz en la oscuridad, el conocimiento interior, lo irracional, intuitivo y subjetivo. Es el ojo de la noche, así como el Sol es el ojo del día.
Su influencia sobre las aguas, las inundaciones y las estaciones es determinante en la duración de la vida. Todas las diosas lunares controlan y tejen el destino. Por eso a veces se la representa como una araña que va tejiendo su tela desde el centro, teniendo entonces como atributos el huso y la rueca.
Los tres días no visibles de la luna simbolizan el descenso de la diosa al mundo subterráneo del que luego emerge nuevamente. La luna llena significa plenitud, fuerza y poder espiritual. El cuarto menguante es funeral; la luna menguante es lo siniestro y demoníaco, y la luna creciente es la luz, el crecimiento y la regeneración.
Las divinidades lunares comprendían entre los aztecas a los dioses de la embriaguez, por una parte, ya que el borracho que se duerme se olvida de todo y su despertar se asocia a una renovación, y, por otra parte, porque la embriaguez acompañaba los banquetes que se celebraban para agradecer las cosechas como expresión de la fertilidad. Los aztecas llamaban a las divinidades de la embriaguez “los cuatrocientos conejos”. Es notoria la importancia de la liebre en el bestiario lunar.
En astrología la Luna tiene un papel especialmente importante: simboliza el principio pasivo, pero fecundo; la noche, la humedad, lo subconsciente, la imaginación, el psiquismo, el sueño, la receptividad, lo inestable, lo transitorio y todo lo sujeto a influencias externas, por analogía con su papel astronómico como reflectora de la luz solar.
Fuente de innumerables mitos y con la imagen de diversas divinidades (Isis, Isthar, Artemisa, Selene, Hécate…) la Luna es un símbolo cósmico que se ha extendido a todas las épocas desde tiempo inmemorial y de uno a otro continente.
Créditos de las imágenes: Benjamin Voros
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