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Simbolismo de… la copa

Símbolo cósmico

Recipiente redondeado, que puede llegar a veces a una semiesfera, la copa puede ser un hemisferio en estrecha relación con símbolos cósmicos, como el huevo. Así, los Dióscuros, los gemelos Cástor y Pólux, hijos de Zeus y protectores de Roma, llevan cada uno de ellos un tocado de media cáscara de huevo coronado por una estrella, que recuerda a la vez su nacimiento (del huevo del cisne de Leda) y su divinización en la constelación de Géminis.

La copa es así un símbolo cósmico, es el huevo del mundo cortado en dos mitades, en dos copas opuestas: la una, la del cielo, es la imagen de la bóveda; la otra, la de la tierra, es la imagen de la copa receptora. Por ello la copa está a veces asociada al creciente lunar o a la barca, como receptáculo de las energías celestes.

El simbolismo de la copa revela otros aspectos esenciales unidos entre ellos: el del vaso de la abundancia y el del vaso que contiene el brebaje de la inmortalidad.

En el primer caso, se compara a menudo con el seno maternal productor de leche.

La copa es un recipiente de culto por excelencia, que sirve como depósito de ofrendas y de libaciones en los sacrificios, y también permite recoger el más precioso de los líquidos: el soma de los dioses hindúes, la ambrosía de los dioses del Olimpo, o la sangre de Cristo en el Cáliz eucarístico o Grial. Lo mismo sucede con el agua del dios griego Hermes, encerrada en el Vaso del Arte a partir de la cual los alquimistas obtenían la piedra filosofal. Esta transmutación de los metales viles en oro se parece al peregrinaje del alma hacia la luz. Esta copa del Grial que contiene la sangre, principio de vida, es el homólogo del corazón, y por consecuencia del centro. En Egipto, el jeroglífico del corazón tiene la forma de un vaso.

El Grial era también figurado como un navío, el arca que contiene los gérmenes del renacimiento cíclico, de la tradición perdida.

 

Simbolo místico de la copa

En el mundo celta, la copa que una joven presenta al candidato-rey, llena de vino, cerveza o hidromiel, es un símbolo de soberanía. El Santo Grial es el continuador de esta copa de soberanía. La copa del Grial, que recoge la sangre de Cristo, obtuvo en el mundo occidental una celebridad considerable. En la Edad Media, Chrétien de Troyes, en Perceval o el Cuento del Grial, emprende la cristianización de los antiguos mitos celtas, puesto que el Grial, que es a la vez un vaso profundo, una bandeja preciosa, y también un gradual o libro litúrgico, correspondería al caldero o al cuerno de la abundancia que aparece en las imágenes de la soberanía entre los celtas.

Así, el Grial es asociado progresivamente a la Pasión de Cristo, y se convierte a la vez en la copa de la última Cena (cáliz del misterio eucarístico) y en el vaso en el cual José de Arimatea recoge la sangre de Cristo en la Cruz.

Esta copa es a la vez un símbolo de salud espiritual y de ascensión hacia la santidad, puesto que aquellos que emprenden su búsqueda, tan sólo tendrán éxito si manifiestan una absoluta pureza de corazón.

El simbolismo del Grial se asemeja al de la calota craneana del budismo tántrico que contiene la sangre como expresión de la inmortalidad o del conocimiento obtenido al precio de la muerte al estado actual de vida, es decir, como renacimiento iniciático o en otro plano de la conciencia.

En la literatura mística del Islam, la copa simboliza el corazón, entendido en el sentido de intuición, de finura del alma.

Beber en la misma copa es un rito extendido en el Extremo Oriente, signo de fidelidad, de pacto y de pertenencia.

 

La dimensión psicológica

En una visión de Zósimo de Panópolis (alquimista y gnóstico del siglo II), aparece un altar en forma de copa, que Jung relaciona con la “crátera” de Pimander, enviada a la tierra por el demiurgo, llena de nous o espíritu en el que pueden sumergirse los que se esfuerzan por llegar a una consciencia más elevada.

Esta crátera se convierte en un vaso mágico donde se cumplen la inmersión, el bautismo y la transformación en un ser espiritual. Jung dice que este Vaso de Hermes es un útero de renovación o de renacimiento, donde el plomo de la materia se transmuta en oro espiritual.

En la tradición cristiana, la copa se asocia al destino humano. El hombre recibe su destino, como el contenido de una copa, de la mano de Dios. Así, puede tratarse de una copa desbordante de bendiciones, o bien de la copa de la cólera divina, llena del fuego del castigo. Los símbolos asociados a la copa son: el huevo, el corazón, el vaso o la barca, el cráneo, la calabaza, el cuerno de la abundancia.

JC del Río

Ver comentarios

  • Muy buen articulo, de mucha utilidad.

    Solo una recomendación, por favor citar las fuentes

    Gracias.

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