La cabeza simboliza en general el ardor del principio activo, que incluye la autoridad de gobernar, de ordenar y esclarecer. Simboliza igualmente el espíritu manifestado con respecto al cuerpo, que es una manifestación de la materia. Según Leblant, el cráneo, como cima semiesférica del cuerpo humano, simboliza el cielo, y Platón, en el Timeo, dice que la cabeza humana es una imagen del mundo (microcosmos).
En la India, Indra es un dios de tres cabezas, pues gobierna los tres mundos, de igual modo que los tres fuegos de Agni designan las luces que brillan en ellos. La yuxtaposición de cuatro cabezas o rostros, como ocurre en la imagen de Brahma, concierne al mismo simbolismo que el tetramorfos, la universalidad de la presencia divina simbolizada en las cuatro columnas del trono de Dios.
Todas las culturas aluden a seres policéfalos, ya sean animales, gigantes, genios, hombres o dioses, y cada una de estas cabezas es una manifestación particular referente a lo Uno. Según Horapolo “Dos cabezas acopladas, una de hombre y otra de mujer, eran en Egipto un símbolo de protección contra los malos espíritus.”
En el mundo céltico, la cabeza era objeto de diferentes prácticas y creencias: los galos cortaban las cabezas de sus enemigos vencidos y las traían triunfalmente al poblado atadas al cuello de sus caballos; esto es frecuente verlo reflejado en la numismática gala, como también en la irlandesa. La cabeza simboliza así en estos pueblos la fuerza y el valor guerrero, garantizado por la decapitación y muerte del adversario.
Por ser la parte superior y principal del cuerpo, representa metafóricamente a todo el hombre. Así, entre los cristianos, Cristo es llamado la “Cabeza espiritual” de su iglesia. También la cabeza es atributo de varios personajes bíblicos: cortada, a los pies de una figura masculina, es representada como atributo de David en recuerdo de su hazaña venciendo al gigante Goliat. A Judith se la representa triunfante, tras haber decapitado a Holofernes, con su cabeza en la mano, y Salomé es frecuentemente representada llevando en una bandeja la cabeza del Bautista.
“Cabeza blanca” es el epíteto dado en la Kábala a Sephira, el más excelso de los Sephiroth, la Corona o primera luz activa, cuyo cráneo “destila el rocío que llamará de nuevo los muertos a la vida”, según dice HPB en su Glosario teosófico. Esta misma autora añade después el término “Cabeza de todas las Cabezas” aludiendo al “Anciano de los Ancianos”, que es lo “Oculto de lo Oculto, lo Escondido de lo Escondido, la Cabeza de las Cabezas (…) Esto se dice de la Divinidad, de la cual solo se manifiesta la Cabeza (esto es, la Sabiduría, que es de todos percibida). De aquel Principio que es aún más elevado, nada se ha afirmado tan siquiera, excepto que su realidad y su universal presencia son una necesidad filosófica.”
Créditos de las imágenes: Openclipart
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