El sistro es un instrumento musical de percusión de los más antiguos que se conocen. Tiene forma de herradura cerrada con un mango largo y dos -o a veces tres- barras metálicas transversales con finas laminillas ensartadas que producen un sonido alegre y tintineante al agitarlo. A los antiguos egipcios, escuchar el sistro les recordaba la suave y cantarina brisa que mueve los papiros que crecen a orillas del Nilo. Se dice también que representa el batir de las alas de los ángeles y el movimiento vibratorio de los elementos.
El simbolismo del sistro es muy rico y profundo. Su sonido cristalino, evoca la alegría interior que surge de lo más profundo de nuestro corazón, esa que consideraba Séneca como algo muy serio y está recogida en la frase que preside el auditorio de la Gewandhaus de Leipzig: “Res severa verum gaudium”. Escucharlo atentamente, ya sea en el campo, a orillas del mar o en el silencio ritual de una ceremonia, aporta al oyente armonía, paz y estabilidad, invitándole a sonreír a la vida y a permanecer activo y alegre entregándose con generosidad al servicio de los demás.
La música encantadora, generada por el movimiento de sus laminillas metálicas, simboliza también el amor etéreo e incondicional con el que nos entregamos a la acción desinteresada -la recta acción- que da sentido a nuestra vida y nos hace ser mejores personas. Tener asido el mango del sistro para poderlo batir esparciendo al aire su sonido simboliza ser dueños de nuestro propio centro, actuar haciendo una llamada que nos mantenga alerta a nosotros mismos y a los que nos escuchan para despertar su atención y su conciencia. Como afirmaba Ramón Pérez de Ayala, “Hay que saber engendrar la alegría, porque sin ella toda existencia es baldía”. Fue tanto el valor simbólico y ceremonial del sistro que, con el paso del tiempo, este llegó a superar su importancia como instrumento musical.
En el antiguo Egipto era un instrumento sagrado, ya que su sonido se creía que tenía poderosas propiedades mágicas y divinas. Fue el objeto ritual más usado para rendir adoración a Hathor, la diosa que representa la alegría y la fiesta, el erotismo y la fertilidad. En Denderah se representaba a Hathor bajo la forma de un sistro con cabeza de mujer y orejas de vaca. También Isis, en su papel de Diosa-Madre, sostiene en una mano el sistro y en la otra porta el símbolo de la crecida del Nilo, pues se decía que este instrumento tenía la capacidad de controlar las inundaciones del río y servía también para espantar a Seth -la contraparte de Osiris-, dios del desierto, la tormenta, la violencia y el desorden. También Bastet, la diosa con cabeza de gata, porta en su mano un sistro como símbolo de la armonía del hogar.
El historiador griego Plutarco menciona el sistro como el principal instrumento egipcio en su libro “Sobre Isis y Osiris”, y también fue citado en las instrucciones del sabio Amenemhat. En su época se aconsejaba sacudirlo sin cesar para disipar los torbellinos y las tormentas, pues su sonido tenía el poder de calmarlas, lo que hizo que el sistro se hiciera muy popular, aunque lo cierto es que en los imperios más antiguos era usado solamente por las mujeres de alto nivel social. Actualmente se sigue utilizando en las ceremonias coptas tanto en Egipto como en Etiopía, conservándose el mismo ritual de antaño.
Créditos de las imágenes: Sailko
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