La generación Z, que ha crecido con los videojuegos y los teléfonos móviles, ha ganado aptitudes cerebrales en lo que se refiere a la velocidad y los automatismos, en detrimento de otras como el razonamiento y el autocontrol, explica el profesor de sicología y neurocientífico Olivier Houdé.
El cerebro de los niños nacidos en la era digital es el mismo, pero los circuitos utilizados cambian. Frente a las pantallas, y en la vida en general, los nativos digitales tienen una especie de tren de alta velocidad cerebral que va del ojo al pulgar. Utilizan sobre todo una zona del cerebro, el córtex prefrontal, para mejorar esa rapidez de decisión y de adaptación multitarea ligada a las emociones. Sin embargo, esto se hace en detrimento de otra función de esta zona, más lenta, de distanciamiento, de síntesis personal y de resistencia cognitiva.
Hay tres sistemas en el cerebro humano. Uno es rápido, automático e intuitivo, altamente requerido en el uso de pantallas. El otro es más lento, lógico y reflexivo. Un tercer sistema en el córtex prefrontal permite arbitrar entre los dos primeros: el corazón de la inteligencia. Permite inhibir los automatismos del pensamiento cuando se hace necesaria la aplicación de la lógica o de la moral. Es la resistencia cognitiva. Inhibir es resistir. Los nativos digitales deben reaprender a resistir para pensar mejor.
Hasta el año 2000, se hablaba de dos sistemas cognitivos del cerebro. Por un lado, el sistema de Jean Piaget del razonamiento reflexivo, lógico, matemático que nos permite razonar y el que descubre más tarde el Dr. Daniel Kahneman que es el sistema de las competencias precoces, llamado heurístico (de descubrimiento) o de pensamientos automáticos-intuitivos que es el utilizado fundamentalmente por los jóvenes de la generación Z. En los años 2000, Kahneman demuestra que los adultos se comportan de manera irracional en sus juicios y esto le va a valer el premio Nobel de Economía en 2002. Explica que estas estrategias automáticas son muy rápidas y que los adultos no llegan a utilizar el sistema que moviliza la reflexión que es más lento y analítico. En otras palabras, el sistema heurístico es más rápido y domina al reflexivo.
En sus investigaciones, Olivier Houdé, descubre un tercer sistema llamado de inhibición, capaz de interrumpir al sistema heurístico y activar al sistema del pensamiento reflexivo. Este tercer sistema es capaz de instalar en la persona curiosidad, saber cómo encontrar una solución, miedo a equivocarse, dudas, es decir emociones básicas que, integradas al pensamiento, nos permiten ponernos en causa. La neurociencia demuestra que el cerebro no separa las emociones de la inteligencia y que, por lo tanto, hay que saberlas utilizar y controlar.
Olivier Houdé compara estos tres sistemas con el carro alado de Platón que ya hablaba del homo tríplex. Según Platón, nuestra alma depende de tres sistemas: el épithymeticon, en el bajo vientre que es el de los deseos e impulsos (que corresponde al sistema heurístico); el segundo, nous, que se sitúa en la cabeza y es la parte más racional. Pero, para Platón, estos dos sistemas podían contradecirse y designa un tercero, el thymos que encarna el coraje o la voluntad situada en el corazón. Y los compara, con el carro alado celeste o carro del alma, con el cochero, nous, que conduce dos caballos, el negro impetuoso, epithymeticon y el blanco obediente, thymos. Por lo tanto, Platón había ya comprendido la importancia de la idea del caballo blanco para controlar al caballo negro impulsivo y poder ascender a los cielos del alma. Esta es la base de toda enseñanza filosófica.
El rol de la filosofía es vencer las pasiones para poder elevar el alma y es con este espíritu de elevación que aprovecho para desearles un excelente inicio del nuevo año.
Créditos de las imágenes: Cleon Kanellis
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