Paseaba junto a un amigo por la calle cuando se cruzaron con una procesión precedida por un Cristo crucificado, motivo por el cual Voltaire se quitó el sombrero en señal de respeto.
– Y lo soy– matizó Voltaire –Aunque Cristo y yo nos saludamos, no nos hablamos.
Créditos de las imágenes: Thorvaldsson
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