Sócrates fue condenado a muerte acusado de introducir nuevos dioses en la ciudad y de corromper a los jóvenes, cargos injustos tras los que se ocultaba el odio que le tenían algunos hombres influyentes de Atenas.
El día previsto para su muerte, todos sus familiares y amigos estaban desconsolados, y el propio condenado a muerte tuvo que ser el que se encargara de darles ánimos.
Pero tampoco en aquel difícil trance perdió Sócrates la oportunidad de ironizar: como Jantipa, su mujer, lloraba y no paraba de lamentar que lo fueran a matar injustamente, Sócrates le preguntó:
-¿Es que acaso preferirías que me mataran con justicia?
Créditos de las imágenes: Medialuka
Acceso a revistas digitales de descarga gratuita, promocionadas por la Organización Nueva Acrópolis en Costa…
El polvo del olvido ha borrado la memoria de uno de los más grandes personajes…
Confieso que este tema que a simple vista puede resultar polémico, no lo es para…
Los grandes mensajes que nos han dejado los maestros de sabiduría de todas las épocas…
Zilu, discípulo de Confucio, le preguntó en una ocasión: "Cuándo debo poner en práctica las…
El nudo es un símbolo muy complejo que se puede interpretar de muy diversas maneras.…