Cuentan las crónicas que el Inca Pachacutec era un rey muy sabio, que gobernaba a su pueblo con justicia.
Así fue en efecto, pues el Inca, con exquisita delicadeza, acarició la cabeza del animal, le habló con dulzura y, poco a poco, este salió finalmente de la ciénaga. Y cuentan las crónicas que desde entonces fue el compañero fiel de aquél rey legendario, y jamás se apartó de su servicio. Lo que no nos llegan a describir con exactitud es si quienes presenciaron la escena extrajeron de lo vivido la lección que su rey acababa de brindarles, y si eliminaron en sus conductas el abuso de poder, el afán por el lucro a costa de los demás y otros vicios frecuentes en los gobernantes, pero eso es ya otra historia.
Créditos de las imágenes: Maximiliano Perea
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Si uno lee los COmentarios Reales del inc a Garcilazo, en la cnquista de los valles costeños del chinchaysuyo, se ve un aexcelente diplomacia, una paciencia de parte de Pachacutec en esta tarea.
Si hubiera sido un salvaje, en menos de tres meses hubiera conquistado a alos Chinchas, pero esto le tomo cerca de dos años, para que sin neceidada e batallas de, muertes se cnsga el objetivo.