Las clases de Protágoras eran tan caras que los únicos que podían pagarlas eran los hijos de los ricos, pero en cierta ocasión Protágoras aceptó como alumno a un tal Evatlo, un estudiante pobre, con la condición de que le pagaría la mitad del dinero a la entrada y la otra mitad cuando acabase sus estudios y ganara su primer pleito como jurista. Pero al terminar sus estudios Evatlo no aceptaba ningún trabajo que tuviera que ver con la judicatura.
– Si ganas el pleito, yo seguiré sin haber ganado un caso y, por tanto, basándome en los términos de nuestro acuerdo, no tendré que pagarte; pero si el pleito lo gano yo, entonces, por mandato judicial, tampoco tendré que pagarte.
A lo que Protágoras replicó:
– Nada de eso. Si yo gano el pleito, tendrás que pagarme por mandato judicial; pero si el litigio lo ganas tú, ya habrás ganado tu primer caso y entonces, apelando a los términos de nuestro acuerdo, tendrás igualmente que pagarme.
Créditos de las imágenes: Classical Wisdom
El hielo es agua congelada que, en sentido general nos transmite –de manera casi obvia–…
Acceso a revistas digitales de descarga gratuita, promocionadas por la Organización Nueva Acrópolis en Costa…
La generación Z, que ha crecido con los videojuegos y los teléfonos móviles, ha ganado…
El compromiso que he asumido en esta ocasión es el de intentar hablar sobre nuestro…
Existen dos grandes focos de altas culturas donde podemos percibir simbolismos, si bien estos existen…
Una vez preguntaron a Aristóteles: —¿Nunca has mentido tú? El filósofo respondió: —Sabiendo que mentía,…