El filósofo alemán Arthur Schopenhauer fue un gran admirador del poeta J. W. Goethe, y mantuvieron una larga correspondencia, en la que destacaron sus elucubraciones sobre la teoría de los colores, que fue uno de los sueños de Goethe para destacar como científico. Schopenhauer también se interesó por ello y propuso una teoría diferente, buscando la aprobación de aquel, que nunca consiguió. y provocó un desencuentro que Goethe cerró con estas palabras “¡Con qué gusto seguiría enseñando todavía / si los escolares no se creyesen maestros enseguida!”.
Sin embargo, cuando el filósofo marchó a Italia, en 1819, Goethe le entregó una carta de recomendación para su amigo Lord Byron, afincado en Venecia. Schopenhauer paseaba un día por el Lido en compañía de una muchacha y vieron a Byron, que tenía fama de casquivano. Ella, suspirando, elogió la hermosura del poeta inglés. Schopenhauer tuvo miedo de perderla y no se presentó ante él con la nota de Goethe, perdiendo su oportunidad.
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